Borges, retraducido
Borges, que tanto lamentaba la inexistencia de una traducción literal al francés de la magnífica versión de Quevedo de la Introduction à la vie dévote, se habría emocionado leyendo la esmerada traducción al español de algunos de sus mejores escritos a partir de la previa traducción al inglés de las versiones originales. En este sentido, el reciente artículo del suplemento de The New York Times de EL PAÍS es una joya deliciosamente borgiana.
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