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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡Milagro en Ávila!

En los años cincuenta del siglo pasado, Vittorio de Sica rodó una de sus mejores películas: la emotiva fábula humanista Milagro en Milán. Si aún estuviese vivo, el gran cineasta italiano podría haber rodado en España otro filme sin duda apasionante, inspirándose además no en ninguna ficción, sino en hechos reales. El título de tal obra pudiera haber sido Milagro en Ávila.

Porque la gran noticia de este año no es la crisis bursátil, ni los líos sucesorios en el PP, ni las aventuras sentimentales de Sarkozy... La gran noticia es que en España se acaba de producir hace unos días un milagro, ¡alabado sea el Señor! Y no es que haya cantado otra gallina después de asada, ni que la Virgen María haya aparecido de nuevo en el Pilar. En el tiempo que vivimos los verdaderos milagros son los económicos, y en Ávila se ha producido uno asombroso.

Resulta que la Iglesia católica tenía allí unos terrenillos. Eran tan sólo unas fincas rústicas pero, merced al buen hacer del alcalde de la ciudad (con ayuda terrenal los milagros salen mejor), se recalificaron, se convirtieron en suelo industrial y de un día para otro, como por ensalmo, subieron en su valor más de 18 millones de euros, ¡alabado sea el Señor! Estos sucesos maravillosos me dan qué pensar. Por ejemplo, en la manía persecutoria que sufren nuestros obispos, siempre quejándose de lo mal tratados que son en este país, de los ataques y las ofensas que se ven obligados a padecer. Sin embargo, no conozco ninguna otra parte del mundo en donde ocurran milagros de la magnitud de los que se dan aquí. No parece que estén tan mal como proclaman.

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Tal vez cualquier día los veamos volando por nuestros cielos, con una escoba entre sus piernas, como volaban los mendigos de Milán en aquella maravillosa película de De Sica. Pero me temo que esos milagros sólo pasan en el cine.

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