_
_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El dominó y sus intríngulis

A diferencia de sus homólogos españoles, los políticos catalanes no parecen muy aficionados al doble pito o al seis doble. Frente a verdaderos forofos -como Zapatero, Fraga y Aznar-, tan sólo Pasqual Maragall se ha echado unas partiditas ante la prensa. Y ahí está la paradoja, puesto que Cataluña es uno de los lugares que cuenta con más peñas dedicadas a este juego. Y por si fuera poco, en Barcelona se ubica la Federación Internacional de Dómino o Dominó (que de ambas maneras puede escribirse). Así pues, para aclarar este asunto acudo a la calle de Santa Anna -donde se halla su sede social- para hablar con Eduard Petreñas, presidente de este organismo.

Por lo que me cuenta, su origen procede de los dados -"una ficha de dominó son dos dados juntos"-, un entretenimiento que caldeos y egipcios ya practicaban. Aunque los inventores fueron los persas, que lo exportaron al Próximo y al Lejano Oriente. Siglos después, gracias a las expediciones comerciales a China (Gengis Khan era un gran jugador), llegó a Europa, concretamente a Venecia. Allí lo bautizaron con el nombre de un disfraz de Carnaval -el dominó-, compuesto por una túnica blanca y una capa de color negro. Hasta que, en los siglos XVI y XVII, se extendió al resto del continente y -vía descubrimiento- a América.

Actualmente causa furor, tanto en los países árabes como en las repúblicas ex soviéticas. Pero nada comparable a la pasión que despierta en el Caribe, donde es el juego nacional. En lugares como Venezuela y la República Dominicana, le hace sombra al propio fútbol. Para muestra, el gesto del ministro venezolano Eduardo Álvarez, que lo declaró deporte olímpico y lo incluyó en las olimpiadas bolivarianas que organiza Hugo Chávez. Sin embargo, ante la dificultad de establecer reglas comunes, se tardó mucho tiempo en articular un organismo capaz de agrupar los miles de clubes que hay por todo el planeta. Así, en el año 2000 se crea en Barcelona la federación internacional, que incluye a 45 países y que ha celebrado ya cinco campeonatos mundiales, en La Habana, Sitges, México DF, Caracas y Playa Bávaro. Según me explica Eduard, se trata de una actividad que mueve a 100 millones de jugadores, cuya élite compite -en la modalidad de seis doble estándar- por el título que ostenta el dominicano Joaquín Martínez.

Petreñas asegura que es un juego apto para todas las edades -"que incluso pueden practicar los invidentes"- cuyo objetivo es "dominar al adversario, tanto controlando el juego como obligándole a tirar la ficha que más nos convenga". Aunque él prefiere hablar de un deporte, "exactamente como el ajedrez y muy por encima de las carreras de galgos o la colombofilia". De momento -aparte de algunos Estados caribeños y estadounidenses-, sólo ha sido aceptado como deporte por los gobiernos autónomos de Canarias y Cantabria, lugares donde, junto a las comunidades que baña el Mediterráneo, se concentra el mayor número de aficionados. Una vez más las dos Españas, divididas entre el dominó y los juegos de cartas, estos últimos mayoritarios en la cornisa cantábrica y el interior.

La federación, aparte de organizar campeonatos y congresos, cuenta entre sus actuales objetivos favorecer la integración de las comunidades de inmigrantes que lo practican, en especial latinoamericanos, magrebíes y europeos del Este, y abrir el juego a las mujeres, que están comenzando a aficionarse. Antes de despedirnos, Eduard me hace una petición. Al parecer, ningún periódico español incluye partidas de dominó comentadas, mientras que ofrecen las de ajedrez y sudoku. Aviso para navegantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_