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El futuro de los Balcanes

Serbia opta entre Europa o el aislamiento

La independencia de Kosovo y el ingreso a la UE, claves en los comicios de mañana

Ramón Lobo

Belgrado es un mapa a escala de la Serbia herida. No es físico -pues apenas se ven edificios destruidos por la OTAN en 1999, sólo una parte de la televisión se mantiene como monumento del bombardeo y el cuartel general del Ejército como indecisión de qué hacer con las ruinas-, sino mental: la cartografía dolorida de un país estigmatizado como único verdugo de los crímenes cometidos en los Balcanes en los años noventa, que aún no sabe si perdió aquellas guerras y que ahora se ve amputado en su soberanía en una provincia que considera la cuna espiritual de la nación.

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Ocho años después de la derrota militar de Slobodan Milosevic en Kosovo, su política permanece incrustada como un virus bajo la piel de una clase dirigente que apenas se ha renovado en nombres y discursos. En realidad, Serbia vive atrapada desde 1989 en una habitación con la puerta y las ventanas cerradas en la que apenas se puede respirar y en la que nadie se decide a cambiar la maldita música. "No sabemos cuándo empezaron las guerras y no sabemos cuándo han terminado y por eso no podemos hacer el duelo y la catarsis que se necesita", asegura el etnólogo y antropólogo Iván Colovic.

Las elecciones presidenciales de mañana podrían ser una oportunidad para renovar ese ambiente, pero todo indica que ayudarán a enrarecerlo aún más. El principal enemigo del jefe de Estado de Serbia, el europeísta, demócrata y pragmático Borís Tadic, el hombre la Unión Europea ansía mantener en el poder, es la abstención. Los jóvenes parecen más interesados en dejarse ver por las noches en los garitos de Strahinjica Bana, la calle de moda conocida como Silicon Alley (avenida de la silicona y de los ejemplares de gimnasio), que en acudir en masa a las urnas. El hastío y el desencanto son mayúsculos en una población que no encuentra referentes morales y para la que Europa empieza a ser un sueño inalcanzable.

Las últimas encuestas otorgan a Tadic un 35% de la intención de voto, empatado con el candidato del ultranacionalista, antieuropeo y proruso Partido Radical, Tomislav Nikolic, quien podría vencer en la primera vuelta. Si ninguno supera el 50%, como se espera, ambos se disputarían la presidencia el 3 de febrero en un duelo extremadamente peligroso para Tadic, Kosovo, la Unión Europea y la viabilidad de sus planes balcánicos.

"La campaña de Nikolic es excelente. Esta vez tiene todo a favor para ganar", asegura Dejan Anastasevic, analista de la revista Vreme (Tiempo). "El Partido Radical recoge el voto antioccidental, de los nacionalistas, de las víctimas de la transición, de los que perdieron su trabajo y de los jóvenes que no encuentran el primer empleo. Aunque la mayoría de los serbios detesta a los radicales y quiere entrar en la UE, Tadic es víctima de las contradicciones, no puede vender Kosovo y Europa a la vez, y de la gran división en el campo demócrata. Tadic compite con la espalda llena de cuchillos", añade.

"No a Europa sin Kosovo", proclama uno de los carteles que pueblan Belgrado escrito en alfabeto cirílico, como obliga la nueva Constitución. Es un mensaje claro y rotundo que coincide con el discurso del primer ministro, Vojislav Kostunica, el hombre que la comunidad inter-nacional confundió con un reformista cuando en realidad es un nacionalista cada vez menos disimulado. Aliado teórico de Tadic apoya en la primera vuelta a otro candidato, Velimir Ilic, líder de La Nueva Serbia y ministro de Infraestructuras. Kostunica rechaza la firma del Tratado de Asociación y Estabilización con la Unión Europea, que debería firmarse el 28 de enero, porque lo considera una burda compensación por la pérdida de Kosovo.

"El anuncio de ese acuerdo es un grave error porque se ha convertido en parte de la campaña y perjudica a Tadic", asegura Anastasevic. "Si se firma, el primer ministro Kostunica lo bloqueará en el Parlamento, lo cual sería una humillación para la UE, y si Bruselas decide que no se firme y lo aplaza será es un golpe tremendo para Tadic a pocos días de la segunda vuelta. Le hará parecer débil en un momento en el que cada voto es crucial".

Serbia se dirige de nuevo a una encrucijada. En estas elecciones no sólo se elige presidente, al hombre que pondrá más o menos difícil la secesión de Kosovo, en estos comicios se escoge entre dos modelos: una Serbia antieuropea, aislada y víctima de sus fantasmas históricos, y otra moderna y plenamente integrada en Unión Europea.

Un serbio de Gorazdevac, un pequeño pueblo en el oeste de Kosovo, pasa delante de un poste con propaganda electoral.
Un serbio de Gorazdevac, un pequeño pueblo en el oeste de Kosovo, pasa delante de un poste con propaganda electoral.REUTERS

Estadounidenses en campaña

Tomislav Nikolic, el candidato más antieuropeísta del espectro político serbio tiene algo en común con su mortal enemigo Hasim Thaçi, antiguo jefe de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo y nuevo primer ministro de la provincia secesionista: ambos contrataron expertos estadounidenses para ganar las elecciones.

A Thaçi le fue muy bien y consiguió vencer en las suyas celebradas en noviembre presentándose como un político moderado, elegante y capaz de resolver los problemas de la gente. Nikolic lo puede lograr el domingo, en la primera vuelta de las presidenciales serbias, y tiene grandes opciones de ganar también la segunda, el 3 de febrero, y convertirse en un quebradero de cabeza para la Unión Europea.

Aunque no es la primera vez que Nikolic busca asesoramiento norteamericano, es la primera que los consejos de sus consejeros de imagen provocan un cambio tan visible y con tanta aceptación en el electorado. Según el periódico serbio Blik y la cadena de televisión B92 se trata de la consultora Kevin Gillespie y Asociados, que a su vez ha subcontratado en otra empresa de EE UU.

Nikolic ya no aparece acompañado de los retratos de Vojislav Seselj, líder histórico del partido que se encuentra en La Haya, procesado por crímenes de guerra, sino de su familia. Hasta se han esfumado los pins con Seselj de las solapas de los principales dirigentes, no en la militancia más contumaz que no obedece a razones de estrategia. Le han recomendado que no haga referencias a su jefe ni a La Haya, sino que se centre en un discurso interno, destino a combatir la corrupción y a la defensa abstracta del territorio (Kosovo) sin promesas concretas.

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