El jurista que se metió a empresario
Manuel Pizarro es, para bien o para mal, un hombre ligado a la OPA hostil que determinó gran parte de la vida política de este país en los últimos años. La oferta pública de adquisición lanzada por Gas Natural sobre Endesa el 5 de septiembre de 2005 le hizo enormemente popular y, sobre todo, ha encauzado su futuro hacia la política. Aunque ha llevado las empresas que ha presidido (además de Endesa, Ibercaja, Ibersecurities y la propia Bolsa) con mano firme, el fuerte de Pizarro es el Derecho y la bolsa (se hizo abogado del Estado a los 29 años y después, agente de cambio y bolsa). Pero tiene una virtud fundamental para dirigir una empresa: sabe delegar y aplicar el sentido común.
A pesar de ello, no consiguió enderezar la acción de la eléctrica, a cuya presidencia accedió en 2002 de la mano del PP. Precisamente, por paradojas de la vida, una OPA que demostraba la debilidad de la empresa, sirvió para catapultar a su presidente. La defensa que hizo de la acción y la consecuente revalorización (pasó a más del doble) consolidó su figura de tal manera entre la población -sobre todo de los pequeños inversores- que ahora es una de las bazas electorales de Rajoy para pelear con el PSOE.
Este partido le hizo objeto de un pimpampum por haber comprado unas 50.000 acciones de la eléctrica unos días antes de la OPA. Un posible caso de información privilegiada que ahora resucita. Él aseguró que no las habría comprado de saber que se iba a lanzar la oferta, y amenazó con demandar a quien lo insinuara. También le acusa de haber aprovechado la empresa para hacer política y la política para hacer negocios.
Desde la fortaleza de Endesa, Pizarro se convirtió en estandarte del PP, partido en el que tiene mucha ascendencia. De hecho, pudo haber sido ministro del primer Gobierno del PP en 1996, pero prefirió mantenerse en la retaguardia, que es lo que más le gusta, asesorando al Ejecutivo y proponiendo nombramientos.
Está acostumbrado a ser número uno y a hacer y deshacer. Ahora, metido de lleno en política, tendrá que plegarse a lo que diga Rajoy, aunque a buen seguro también marcará alguno (o muchos) de los tiempos. Lo que está claro es que le supondrá un cambio, ya sea como diputado o como ministro. Cuesta imaginarle en los escaños del Congreso, pero este hombre ha decidido entregarse a esta causa y, como buen aragonés, no va a ceder fácilmente en su empeño.
Le gusta apelar al patriotismo y a la valentía. A buen seguro que ambas facetas explican el salto que ha dado. Ha renunciado al consejo de Telefónica; pero, tiene el riñón bien cubierto. Se fue de Endesa con una indemnización de 12 millones y la venta de acciones por otros cuatro.
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