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Reportaje:

Y ahora, a la conquista del Este

Las empresas españolas pierden el miedo al antiguo telón de acero y avanzan en masa sobre Europa oriental

Europa oriental no es Latinoamérica pero va camino de convertirse en una región tan popular para los empresarios españoles como lofue Latinoamérica en los noventa. Los aviones entre Madrid y Varsovia o Budapest trasladan cada vez a más ejecutivos y algunas de nuestras empresas empiezan a hacerse muy visibles en la zona. "Hay inmobiliarias de toda Europa en Varsovia", subraya Agustín Redondo, socio director de la oficina de Uría y Menéndez en la capital polaca, "pero las grandes operaciones llevan todas nombre de empresas españolas". Cierto. MartinsaFadesa y Hercesa construyen ciudades de miles de viviendas, se ven Zaras y Mangos por doquier, Neinver triunfa con sus outlets en Wroclaw o Poznan. La mitad de los móviles de la República Checa son de Telefónica. Cada vez hay más sanitarios de Roca y Fenosa les lleva la luz a los moldavos de regiones tan remotas como Transnitria.

España invirtió en 2005 en Europa del Este más que Alemania. De 230 millones invertidos en 2000 pasó a 7.600 entre enero y septiembre de 2007

Y esto es sólo el comienzo. Después de años de desinterés, con la excepción de Campofrío, Telepizza o Talgo, nuestros empresarios se han fijado en la zona. La apuesta inversora, aún reducida en comparación con la de los años locos de Latinoamérica, se multiplica. La inversión en los ocho países de la Europa Central y Báltica ex comunista, de, 230 millones de euros en 2000, subía a 7.600 millones entre enero y septiembre de 2007. En 2005, España invirtió, según el Eurostat, más que Alemania. Para Miguel Garrido, director gerente de la Cámara de Comercio de Madrid, "Europa del este tiene unas perspectivas tan espectaculares que España no podía seguir ausente".

Al contrario de Latinoamérica, donde el desembarco fue impulsado desde arriba, aquí todo parece haber sido voluntario. Y repentino. "Ha sido cosa de los últimos dos años", asegura Jaime Fuster, socio responsable del Bufete Garrigues en Varsovia. El grueso de las compras de empresas locales por españolas se inició en 2005. Ha sido el caso de FCC, que en año y medio compró tres empresas por 1.140 millones de euros. O de Telefónica, que adquirió el 51,1% de Cesky Telecom por 2.746 millones. Lo mismo puede decirse de Cie Automotive, Roca, Comsa o el Santander con sus adquisiciones. O de Gamesa, Inditex, Indra, MartinsaFadesa, Gonvarri o ACS, que han redoblado sus operaciones, con nuevas delegaciones y plantas industriales, en los últimos tres años.

El impulso coincidió con el ingreso de estos países en la UE (ocho en 2004 y dos en 2007). "La adhesión", explica Emilio Martínez Lázaro, del Instituto de Empresa, "fue básica para dar confianza a unos empresarios como los españoles, centrados hasta hace poco en un mercado, culturalmente próximo como el de Latinoamérica, y que habían exagerado las dificultades propias de unas economías aún empapadas por herencias de la era comunista". Les decidió también la perspectiva de recibir fondos comunitarios que conocen cómo gestionarlos.

"Pese a que llevábamos 15 años en la zona diseñando barcos", explica José Gregorio Bris, director de obra civil de Sener, "lo que nos decidió en 2995 a abrir una oficina en Varsovia fueron las magníficas perspectivas de construcción de infraestructuras en un país en el que está todo por hacer y recuerda a la España hace 30 años". Sener ha participado, junto con Ferrovial y el estudio Lamela, en la nueva terminal del aeropuerto de Varsovia, y tiene proyectos en marcha en autopistas y líneas de metro.

Desinterés de las grandes

La importancia del desembarco español en el Este de Europa se ha visto ocultada por el fenómeno de la inversión inmobiliaria en Polonia, Hungría o Rumania, provocada por la huida de las inmobiliarias a la zona tras el fin del boom en España. Pero no todo es ladrillo. Las industrias de componentes, ingenierías, constructoras y empresas de servicios públicos, la alimentación, la distribución de moda, cadenas hoteleras de sol y playa, la energía renovable, el medio ambiente y los bienes de equipo avanzan imparables.

A diferencia de Latinoamérica escasean los bancos, eléctricas o telecos, algo que podría deberse, según Carlos González Sámano, presidente de Fenosa en Moldavia, "a que en las privatizaciones nos encontramos con más competencia de las grandes multinacionacionales que la que tuvimos en Latinoamérica".

Otros señalan que el desinterés de las grandes se debe a que ahora juegan en la 'Champions League' empresarial y ven a los países del Este con escaso tamaño para sus ambiciones. "Son mercados muy pequeños" comenta Briz, de Sener sobre Eslovaquia, Eslovenia o la República Checa "donde no compensa el esfuerzo de montar una oficina, fichar consultores o trasladar personal". Estas limitaciones explican la preferencia por Polonia, que además de crecer al 5% o 6%, tiene una población similar a España, 40 millones de habitantes. "Es un país muy interesante" prosigue Briz, "con una transición a la economía de mercado muy avanzada y en el que resulta más fácil trabajar que en la mayor parte de la UE 15. Si ofreces un buen producto ganas, lo que no sucede en Francia". Tan interesante, que en Acciona no tienen intención de avanzar hacía ningún otro país de la zona. "Hemos apostado tanto por Polonia, que ya es nuestro segundo mercado internacional en inmobiliario y tercero en infraestructuras" explica Gerardo Mochales, director de marketing de la constructora "que lo que queremos es consolidar nuestra apuesta. Además, desde Varsovia actuamos en Bulgaria, Eslovenia o Hungría".

Pero, la pequeñez del mercado checo (10 millones de habitantes) o el eslovaco (5,5 millones) no ha sido óbice para Telefónica. "Estamos habituados a trabajar en mercados pequeños como en América Central", explica Salvador Anglada, responsable de Telefónica en la República Checa y Eslovaquia, "o Chile, muy similar a la checa". Anglada considera que la filial checa "es un marco ideal, por su similitud con España, para desplegar soluciones desarrolladas en el mercado español, como Imagenio o la integración fijo-móvil".

Sámano da una explicación similar para el interés de Fenosa por Moldavia, una ex republica soviética con cuatro millones de habitantes, entre Rumania y Ucrania, donde la compañía adquirió tres distribuidoras estatales: "queríamos tener un observatorio en la zona, un entorno muy dinámico y con grandes proyectos energéticos, para ir conociendo su forma de hacer negocios".

Compras locales

Otras empresas eligieron Hungría, la República Checa e incluso Austria como sedes para su expansión. OHL compró en 2003 la checa ZS Brno, que trabaja también en Bulgaria, Montenegro o Azerbaijan, y FCC adquirió la también checa SmWAK (gestión de agua) porque opera también en Polonia y Eslovaquia. La constructora no ha dudado en adquirir firmas austriacas de construcción (Alpine) o residuos (ASA) por su fuerte presencia en el Este. En FCC dicen que Austria está muy bien comunicada y mantiene buenas relaciones con todos los países de la zona. Otras han desembarcado en la región tras adquirir empresas suizas o alemanas, como Roca con Laufen, o Uralita con Pfleiderer.

La creciente complicidad de nuestros ejecutivos con Polonia, Hungría, la República Checa o Eslovenia, no se extiende a Rumania y Bulgaria. Rumania, según Briz, "puede llegar a ser un mercado interesante, con 22 millones de habitantes, pero de momento tiene una renta per cápita escasa y una estructura económica poco moderna. Habrá que esperar".

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