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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Déjenla entrar

En estas fechas uno se prepara para la visita de algún familiar que viene del extranjero a pasar las fiestas en España, y por mera casualidad, uno se entera de que desde el mes de mayo de 2007 los ciudadanos no comunitarios deben traer una carta invitación que debe ser expedida por el familiar que los recibe.

Así pues, uno va corriendo a la estación de policía de Barcelona a sacar la mentada carta y ahí le informan de que ésta debe hacerse con un mínimo de 30 días, la noticia provoca taquicardia porque sólo quedan cinco días para la llegada del elemento consanguíneo, o sea, mi querida hermana. Explico que el mexicano no tiene la costumbre de planear sus vacaciones con más de 15 días de anticipación y que mi familiar llegará dentro de una semana. El agente me quiere mandar al hospital, pues me explica que se puede alegar una urgencia médica y entonces el trámite se puede resolver en cinco días. Entonces pienso qué urgencia me podría ocurrir. Viéndolo bien, no me caería mal una liposucción urgente de cintura, pero inmediatamente el agente me avisa: "No trabajamos los días festivos, así que tampoco hay tiempo", y luego me consuela: "Ya se ahorró 100 euros que es lo que cuesta expedir la carta".

No hay necesidad de perjudicar al viajero que viene con ilusión de conocer España

Ante mi cara de incredulidad por el cumplimiento de tan ridícula ley, el funcionario me advierte: "Si el agente le pide la carta a su hermana y no la tiene, la devolverán a su país y no podrá entrar en España".

Me invade la decepción al suponer a mi pobre hermana de regreso e imaginarme a mí otro año sin el mezcal que le pedí. Al ver mi cara de pánico, el funcionario me da otra opción: "Hay que aprovechar los huecos de la ley, puede hacer una reserva pagada en cualquier hotel y entrar como turista sin decir que viene a verla a usted". Entonces el dilema: Mentir o no mentir. Desde luego, nos decidimos por no mentir en reciprocidad con el pueblo español, que no necesita mentir cuando entra en nuestro país y se le recibe como en tiempos de Moctezuma, con la charola puesta.

Uno acepta los consejos de compatriotas que se han visto en el mismo infortunio: "Que se venga bien vestida, porque como te ven te tratan". "Que no se traiga su huipil chiapaneco porque los agentes son muy prejuiciosos". "Que tire la esponja desmaquillante, no vayan a pensar que se queda de limpiadora".

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Después uno piensa en la estrategia que seguir para ablandar a los agentes en caso de que sea retenida: cargar en el iPod el vídeo del efusivo recibimiento de los exiliados que llegaron a México durante la Guerra Civil, tocarles un popurrí con las canciones que Agustín Lara compuso a esta nación y explicarles con cifras que el mexicano es el turista no comunitario que gasta más dinero en España después del japonés.

Si el agente no se convence, habrá que exponerle que el mexicano que desea emigrar lo hace a Estados Unidos buscando el american dream, pero a muy pocos les atrae el spanish nightmare, pues no seduce eso de esforzarse toda una vida para ser mileurista.

Tan absurda es la ley que si alguno de los detenidos quisiera quedarse a vivir, pagaría encantado un par de noches en el Ritz de Barcelona para despistar; total, sale tres veces más barato que pagar a los traficantes de inmigrantes para cruzar la frontera de Estados Unidos.

Así que no hay necesidad de perjudicar al viajero mexicano que viene con tremenda ilusión de conocer España y acaba retornado a su país después de haber estado en la sala bautizada como "tierra de nadie" , la cual han pisado más de 120 compatriotas desde que se publicó la ley y en cuya estancia algunos han pasado hasta cuatro días compartiendo el espacio con otras 20 personas que no cumplen los requisitos, entre ellos el de traer un mínimo de 513 euros por los primeros nueve días más 57 euros por los días subsiguientes.

A mí por lo pronto sólo me queda rezar a la Virgen de Guadalupe para que dejen entrar a mi hermana. ¿O mejor a la Virgen de la Mercè? No vaya a ser que en territorio español la Guadalupe no tenga el mismo efecto.

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