Un año de muchos nervios
Wall Street mira a 2008 con cautela, temeroso de que lo peor esté aún por llegar
Wall Street está deseando dejar atrás 2007, sobre todo los últimos cinco meses, durante los que reinaron la volatilidad, el nerviosismo y la desconfianza. Un ambiente enrarecido por la congelación del mercado de crédito y alto precio de la energía, que contrasta con la euforia que reinaba en el arranque del año por una abundancia de liquidez que dio aire al Dow Jones. Y se mira 2008 con cautela, porque lo peor podría estar aún por llegar. Por lo pronto, la oleada de fusiones y adquisiciones se ha frenado. El temor a una recesión sigue vivo.
El parqué neoyorquino inició 2007 con buen pie y muchas aspiraciones, rozando los 12.500 puntos y con la vista puesta en los 14.850. La actividad frenética en el ámbito de las fusiones y adquisiciones, la abundante cantidad de efectivo en manos de los fondos de capital riesgo y un dólar debilitado alimentaron el entusiasmo de los inversores, mientras las empresas presentaban resultados con alzas en el beneficio de dos dígitos.
Se prevé que el consumo se recupere durante la segunda mitad del año y aleje a la economía de EE UU de la recesión
Los analistas dan por descontado un mal primer semestre de 2008, cuando se espera el mayor golpe de la crisis hipotecaria
El primer toque de atención llegó a final de febrero, cuando el Dow Jones sufrió un buen atragantón por miedo a una nueva crisis financiera en Asia. Los fantasmas desaparecieron en dos semanas y el índice de valores industriales se disparó hasta tocar los 14.000 puntos en julio. El clima cambió radicalmente en el parqué y el pesimismo volvió a dominar la plaza neoyorquina, que en apenas tres semanas perdió lo que ganó en tres meses.
Los analistas dicen ahora que tardaron en reaccionar y que los aires de crisis empezaron a soplar ya en primavera, cuando Bear Stearns reveló que liquidaba varios de sus fondos altamente especulativos que apostaban sobre deuda vinculada a las hipotecas subprime, o de alto riesgo. Y es que hasta ese momento se creía que el estallido de la burbuja inmobiliaria sería limitado, mientras la Reserva Federal dejaba claro que no atendería a las primeras voces que le pedían que rebajara tipos más pronto que tarde.
No fue así. Los grandes bancos comenzaron a desconfiar entre ellos y los inversores dejaron de creer en los análisis de las agencias de calificación del riesgo, lo que empezó a crear una espiral en pleno mes de agosto de la que Wall Street no termina de escapar. La volatilidad ha sido extrema, como no se veía desde los atentados suicidas del 11-S en 2001, y las turbulencias obligaron a la Reserva Federal a replantearse su estrategia monetaria, para salir al rescate de una economía rumbo a la recesión.
El Dow Jones volvió a recuperar el tono y a comienzos de octubre marcó el récord histórico de los 14.164 puntos. Pero esto no evitó que los analistas acusaran al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de ir por detrás del ciclo. Las caídas no tardaron en llegar por el temor a que el alza del petróleo viniera a complicar aún más las cosas. Entre tanto, la temida recesión empezaba a nublar los resultados empresariales y se esfumaron los anuncios de matrimonios empresariales.
La creación de empleo, entre tanto, se modera, hasta el punto de que desde la consultora Challenger augura que podrían empezarse a observar un incremento en los despidos, que sería la segunda oleada desde 2001. Es decir, en apenas cinco meses ha dejado de fluir hacia el parqué la leña que alimentaba el motor del capitalismo. Y si la situación es complicada en el Dow Jones, con un incremento final del 7,24%, no es mucho mejor en el Nasdaq o en el S&P 500, auque han registrado también una subida del 10,73% en el primer caso y del 4,23% en el segundo.
Los analistas cruzan los dedos con vistas a 2008, aunque cuentan con que será malo, sobretodo en el primer semestre, cuando se espera el mayor golpe de la crisis hipotecaria. La clave estará en lo que gasten los consumidores. "Si los efectos de la crisis siguen confinados al sector financiero y de la construcción, las perspectivas son buenas. Pero si es suficiente para retraer a los consumidores, la recesión es más probable", explican desde el banco de inversiones Goldman Sachs.
Y esto se refleja en Wall Street. Los valores vinculados al consumo, como las grandes cadenas comerciales, están sufriendo de manera desproporcionada, sobretodo durante las últimas semanas.
Sin embargo, en el parqué se hace un esfuerzo por ver las cosas con la cabeza fría y se cree que los pilares de la economía siguen siendo lo suficientemente sólidos para capear el temporal. Es más, los analistas creen que el consumo se recuperará durante la segunda mitad de 2008 y mantendrá a las economías fuera de la recesión.
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