Un millar de muertos cada año en el tajo
Un obrero camina por el edificio de la obra en la que trabaja. No lleva ningún arnés de seguridad. Tropieza con una madera y cae al vacío desde la segunda planta. En el choque, se rompe el cuello y muere en el acto. La historia es real. Ocurrió ayer en una obra en La Laguna (Tenerife). El fallecido tenía 52 años.
Como éste, casi 1.000 obreros mueren al año en España en su jornada de trabajo (por 3.000 en la carretera). Hasta octubre, fallecieron 716 obreros y, aunque es mucho, no es un mal dato. En el mismo periodo del año anterior fallecieron 107 personas más, por lo que el descenso en muertos en el trabajo es del 13,2%, según los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. A éstos hay que sumar los 276 que han muerto en accidentes de coche de camino al trabajo (un 14,3% menos que en el mismo periodo de 2006). El año 2007 va camino de convertirse en el que ha registrado un mayor descenso de muertos en el trabajo desde 1995.
Pese a la positiva evolución en el número de muertes, los sindicatos observan un dato con preocupación: que el número de accidentes no desciende. Hasta octubre ha habido 78.979 accidentes con baja laboral, lo que supone un incremento de un 0,3% respecto al año anterior. Cada año, un millón de trabajadores sufren accidentes en el trabajo.
El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, anunció ayer que potenciará la inspección laboral, que "sigue siendo insuficiente".
La construcción es el sector con más muertos en el tajo. En lo que va de año, 242 obreros de la construcción han muerto en la obra, lo que supone casi en tercio del total.
En la mejora de los datos ha sido fundamental, según los sindicatos, la creación de la fiscalía especializada en siniestralidad laboral, en abril de 2006. Entonces, la justicia sólo investigaba el 20% de las muertes en el tajo, porcentaje que ascendió hasta el 50% en 2006. En una de cada dos muertes, la fiscalía abrió diligencias para investigar si la obra contaba con todas las medidas de seguridad. Esto ha tenido, según fuentes sindicales, un efecto disuasorio sobre los patronos. Los que vulneraban la normativa de prevención de riesgos laborales para ahorrar costes se lo piensan ahora más tras ver cómo algunos colegas se han sentado en el banquillo.
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