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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Interrupción del embarazo

El artículo 15 de la Constitución española, primero de los que regulan los derechos fundamentales, dice expresamente: "Todos tienen derecho a la vida". La sentencia del Tribunal Constitucional de 11 de abril de 1985 dejó bien claro que el aborto sigue siendo un ilícito penal, no punible en tres supuestos muy concretos, y que el Estado tiene el deber de garantizar que ni un solo aborto sea realizado fuera de esos límites.

No cabe por tanto hablar, en nuestro ordenamiento jurídico, de un derecho al aborto y menos aún de un derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, pues en el aborto se está disponiendo del cuerpo de un ser humano distinto de su madre y que, desde su concepción, ha recibido de sus progenitores toda la aportación genética necesaria para su desarrollo, y ya no recibirá más en toda su vida fetal o adulta hasta su muerte.

Aprovechar los horrores descubiertos en las clínicas abortistas de Barcelona, mera punta del iceberg del inmenso fraude de ley que se está cometiendo en España, para reclamar una ley de plazos, supone pensar que el derecho a la vida y los demás derechos humanos no existen en los primeros meses de la vida de un ser humano, lo que va en contra de toda la evidencia científica sobre el desarrollo del cigoto y del embrión.- María Ferré, abogado. Madrid.

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Que a estas alturas el aborto vuelva a ser un debate en nuestro país, con el abultadísimo porcentaje de mujeres que, por decisión propia, han interrumpido su embarazo, no es sino otro de los síntomas de la patética pero peligrosa invasión de la Iglesia en los asuntos de Estado. En su estilo de siempre, no contentos con sermonear sobre lo que está bien y lo que está mal en su peculiar interpretación de las Sagradas Escrituras, los representantes de la Derecha en la Tierra se empeñan en interferir con la vida privada y la vida pública. Y digo en su estilo de siempre, porque tratan de prohibir lo que es una opción razonable si uno se atiene a planteamientos científicos, e impensable solamente si uno se atiene a planteamientos irracionales y mete cierto tipo de moral por medio.

El aborto en clínicas dedicadas a ello representa una oportunidad para muchas mujeres que no están preparadas para tener un hijo. Desde 1985, ha habido contadísimos casos en que una paciente haya tenido complicaciones o haya sufrido daños por la interrupción del embarazo en las clínicas privadas. ¿Se las investiga hoy por el bien de las pacientes, o tiene más que ver con cierta inferencia de la moral católica apostólica romana en la vida pública? ¿Se investiga tanto a los dentistas?

Esta semana patética ha demostrado que con el aborto no debe bajarse la guardia. Es un derecho frágil, y suprimirlo, o encerrarlo en la sanidad pública y las tres opciones de peligro claro para el embrión o la mujer, pondría en un grave peligro a ese 94% de las embarazadas que abortan en clínicas privadas. Porque lo que olvidan los que critican y acosan a las clínicas de interrupción del embarazo es que sin ellas, las mismas mujeres seguirían abortando, por procedimientos mucho más costosos y peligrosos que un psicólogo sin el título universitario.

Entre tanto, se acerca el día de los Santos Inocentes y las hordas de radicales afilan los dientes: todos los años atacan a estos centros, y este año, pensarán, hay más gente que les da la razón.

Así que no bajemos la guardia e impidamos un retroceso en los derechos que hemos conseguido. Porque el aborto ni siquiera es un asunto de debate público: es algo que atañe solamente a las mujeres en problemas por culpa del embarazo. Es a ellas a quienes se ataca, y eso es intolerable.

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