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El piso mínimo en Galicia es más amplio que en el resto de comunidades

Los constructores gallegos no podrán edificar ningún inmueble destinado a vivienda con menos de 40 metros cuadrados. Es la superficie mínima que la Xunta exigirá a los promotores según las Normas do Hábitat Galego que ayer presentó la conselleira de Vivenda, Teresa Táboas, y que entrarán en vigor antes de marzo, cuando el decreto se publique en el Diario Oficial de Galicia.

Táboas defendió que a partir de ahora los gallegos "vivirán en espacios de calidad y no en recunchos". El mínimo que se incrementa de 26 a 40 metros cuadrados con la nueva normativa convierte a Galicia en la comunidad que establece un límite inferior más alto para los pisos. Según explicó la conselleira, varios gobiernos autonómicos se han interesado por copiar "la medida más vanguardista del Estado" en materia de vivienda.

La normativa también prevé que todos los cuartos habitables de las nuevas casas sean exteriores para que las estancias reciban el mayor número de horas de luz natural. Este requisito parte del análisis de una normativa de la República Checa que incluso exige un estudio de las horas de sol que rentabilizan los pisos. Táboas se mostró muy crítica con el "afán" de los constructores por promover cada vez espacios inferiores, lo que en su opinión desembocó en viviendas cada vez más pequeñas y caras. La titular de Vivenda pronosticó que las nuevas normas no encarecerán los inmuebles que se construyan en el futuro y avanzó que éstos si podrán ser considerados "pisos de lujo" y no los que ahora se anuncian como tales por contar con vídeoportero, hilo musical y antena parabólica. La normativa incluye criterios de accesibilidad para que el inmueble pueda ser usado por personas en silla de ruedas, lo que incidirá en la amplitud de baños y pasillos, y para que dependientes y acompañantes puedan compartir estancias. Además, todos los edificios que cuenten con un desnivel de 11 metros de altura, equivalente a más de tres plantas, deberán contar obligatoriamente con ascensor.

La Xunta también regula una serie de mejoras que afectan al conjunto de las edificaciones como que su forma, materiales y colores deberán "armonizar" con los valores de su entorno y la obligación de que los bajos de las edificaciones se rematen de modo que no deterioren la imagen arquitectónica del edificio. Cuando entre en marcha, la regulación del hábitat exigirá que las fachadas de los locales no queden a ladrillo visto o simplemente recebados con cemento para evitar el impacto visual negativo que genera.

Táboas atribuyó a los municipios la responsabilidad última de inspeccionar el cumplimiento de todos estos criterios antes de otorgar la licencia de primera ocupación. Con este objetivo, el departamento de Vivenda programa una partida de un millón de euros para ayudar a los ayuntamientos a contratar técnicos que se encargarán de supervisar el cumplimiento de las normas y de sancionar a quienes vulneren la normativa.

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