Canon y cultura

Igual que en otros tiempos se invocaba la religión para el sostenimiento de la casta de los sacerdotes, ahora se hace lo mismo con la cultura, mito por excelencia de nuestra época, para obligar a los ciudadanos a que contribuyamos al mantenimiento de la casta de los "creadores", cuya importancia objetiva para la sociedad no alcanza uno a comprender más allá de la que determine la importancia concreta de cada una de sus obras y el interés igualmente objetivo que éstas puedan suscitar en el público. Ahora bien, si una obra logra interesar, como es su obligación, a la sociedad, ¿qué sentido tiene la imposición de un canon? Y si no interesa a nadie, ¿en virtud de qué razones hay que sufragarle nada a su creador? Uno podría comprender que dentro del gremio de los artistas se arbitren medidas de solidaridad interna para que los ineptos o iluminados puedan vivir de lo que no interesa a nadie, pero no puedo dejar de preguntarme, ¿qué tengo yo que ver con todo esto? Si me niego a contribuir al sostenimiento de ninguna Iglesia, ¿por qué tengo que ser rehén de quien no tiene capacidad para sostenerse a sí mismo? Si como dice el manifiesto de los autores, "expresar en un sentido o en otro el sufragio es declararse a favor o en contra de la cultura", yo me declaro decididamente en contra, precisamente porque estoy a favor de la cultura, de la real, de la que no necesita mayúsculas para alzarse a dicho estatus, no de la que quieren instrumentalizar interesadamente determinados colectivos.