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El Museo de Bellas Artes restaura seis obras de sus colecciones en 2007

Un retrato cortesano de Claudio Coello recupera su colorido original

El Retrato de doña Teresa Francisca Mudarra y Herrera (c. 1690), un ejemplo de la monumentalidad y el dominio del color que hicieron de Claudio Coello (Madrid, 1642-1693) el último gran pintor del barroco español, ha recuperado su aspecto original.

La pieza más antigua tratada este año ha sido una tabla gótica

El departamento de restauración del Museo de Bellas Artes de Bilbao ha sometido a la pintura a un proceso de retirada del barniz oscurecido y de limpieza de la suciedad ambiental acumulada para devolverla a la colección con todo el esplendor de su colorido original. El retrato de Coello ha sido una de las seis piezas elegidas para ser sometidas a un proceso de restauración y estudio técnico de sus materiales, que permite la evaluación científica del estado de conservación de las piezas y un conocimiento más profundo de la forma de trabajar de sus autores. El programa Zaindu-El museo restaura, patrocinado desde 2000 por El Corte Inglés, abarca desde las colecciones de arte antiguo, como una tabla del siglo XV, a la escultura contemporánea de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956).

El retrato de Coello, la obra más destacada de las restauradas este año, llegó al Museo de Bellas Artes en 1932, en buenas condiciones. Entonces el lienzo fue reentelado y la pintura retocada; hace 10 años fue cambiado el bastidor y consolidados los bordes del soporte. Ahora ha sido suficiente retirar el viejo barniz, oscurecido por el paso del tiempo, y la suciedad para que volviera a brillar el colorido original de la pintura, y retocar la superficie para unificar los tonos de la pintura aplicada en restauraciones anteriores con la original.

La pieza más antigua sometida a tratamiento este año ha sido Aparición de la virgen a santo Tomás de Aquino, un temple sobre tabla del siglo XV, elaborado en el taller aragonés de Blasco de Grañén, que formaba parte de un retablo de once pieza, seis de las cuales se conservan en el Museo de Bellas Artes. También pertenece a las colecciones de arte antiguo la obra restaurada La adoración de los pastores, un óleo sobre cobre del pintor flamenco David Ryckaert (Amberes, 1610-1661).

La escultura de Cristina Iglesias - Sin título (1985), realizada en cemento y hierro- presentaba fisuras y abrasiones y pérdidas de policromia. Los restauradores han conseguido que ahora pasen inadvertidas después de aplicar sobre un polímero acrílico para consolidar el cemento y corregir los arañazos y las desapariciones del color con acuarela. Antes tuvieron que diseñar un soporte a la medida, compuesto por un soporte y cuatro planos triangulares móviles, que facilitaran la estabilidad y la manipulación de la pieza.

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Las dificultades de restaurar las obras de arte contemporáneo también se pusieron de manifiesto al tratar Schimmer (1983), de Jörg Immendorff (Bleckede, Alemania, 1945- Düsseldorf, 2007), discípulo de Joseph Beuys. Schimmer, adquirida por el museo en 1985, es una estampación sobre papel de un grabado de linóleo de grandes dimensiones. El artista utilizaba esta técnica porque le permitía controlar todo el proceso, desde el boceto preparatorio hasta el grabado. La capa pictórica presentaba problemas de adhesión al soporte en toda la superficie. Después de varias pruebas, los restauradores decidieron utilizar un éter de celulosa soluble como adhesivo para fijar la pintura, antes de tratar el soporte para eliminar las deformaciones que presentaba.

Del fondo oculto han sido puestas a punto dos pinturas de Aurelio Arteta (Bilbao, 1879- México, 1940) - Al caserío (c. 1913-1915) y Pelotaris o Juego de pelota (c. 1925-1930), recientemente donadas al museo.

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