Tan lejos... como Nueva Zelanda
Christian Grumann relata en su carta Canarias... tan lejos, en esta misma sección de su periodico del 11 de diciembre, cómo un recambio, que costaba 9,23 euros en Barcelona, tras pasar la aduana canaria se incrementaba hasta los 38,90 euros, y se preguntaba si los políticos de aquí y de allá conocen esta situación y a que distancia estamos de Europa y su Mercado Común en Canarias.
Son dos preguntas fáciles. Me atrevo a responderlas yo porque seguramente no habrá ningún político que lo haga, aunque conocen perfectamente lo que sucede. Al fin y al cabo fueron ellos los que hace 20 años decidieron dejarnos fuera del Mercado Común. Y ahí tiene la respuesta a la segunda pregunta. Estamos tan lejos de Europa como Nueva Zelanda, Corea o Canadá, simplemente, no estamos en el Mercado Común Europeo. Cualquier operación comercial de bienes o servicios entre Canarias y cualquier país europeo (incluida España) debe pasar por la aduana al ser una exportación.
Que en tiempos de la Europa unida y del libre comercio sigan existiendo aduanas dentro de un mismo país resulta como mínimo chocante, si no fuese porque es también sangrante para los ciudadanos de Canarias.
Pondré otro ejemplo: si un artista quiere exponer en cualquier lugar de la UE (España incluida) deberá dejar en depósito en la Cámara de Comercio el 50% del valor de las obras a exponer antes de salir de las islas. Lo mismo le ocurre a quien quiera acudir a cualquier feria para exponer sus productos. La lista de absurdos podría ser interminable.
Lo cierto es que aún nadie me ha sabido explicar cuáles son los beneficios de mantener esta situación (aparte de los que obtienen el reducido lobby de los agentes de aduanas y los de los grandes comerciantes) ni por qué se desechó la integración plena en la entonces Comunidad Europea con un IVA reducido. La gracia está en cuando se oyen explicaciones del tipo "es para combatir la inflación" o "es para compensar los costes del transporte", cuando es evidente con el ejemplo de Christian que ocurre todo lo contrario.
La única esperanza que nos queda a los que creemos que esto es un disparate es que Bruselas se canse de tanta excepcionalidad canaria injustificada ya que, ni desde el Gobierno central ni desde el poder político en Canarias, existe intención o voluntad de avanzar hacia la integración plena en la UE.
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