El encanto del Mini con más espacio interior
Mantiene el estilo inconfundible del nuevo Mini, pero con una carrocería más larga que mitiga en parte su falta de espacio para cumplir mejor en el uso familiar. El Clubman es la tercera carrocería del Mini, completa la versión normal y el Cabrio, y tiene como objetivo aumentar las ventas seduciendo a los compradores que necesitan más capacidad interior. Así, aporta unas plazas traseras más amplias y un maletero mayor, pero comparte la calidad mecánica y acabados de sus hermanos, ofrece un comportamiento seguro y divertido, y no resuelve sus lagunas de equipamiento: a pesar de su alto precio (desde 21.500 euros), el control de estabilidad ESP sigue siendo opcional (362 euros).
Un Mini más largo y familiar
El Clubman mide 3,94 metros de largo, 24 centímetros más que el Mini normal, y presenta una carrocería más práctica para utilizarlo como segundo coche. Es la réplica de la versión Estate que salió a finales de los años sesenta, una variante familiar del primer Mini, que medía 3,4 metros de largo y era también 24 centímetros más largo que su hermano de entonces.
El aumento de tamaño se concentra en la distancia entre ejes y el maletero, y permite ofrecer unas plazas traseras más amplias en altura y sobre todo en espacio para las piernas, lo que resuelve la principal incomodidad del Mini, que no permite alojar adultos atrás con cierta comodidad. La banqueta trasera tiene dos plazas, pero se puede pedir con tres sin cargo, y cuenta también con un maletero 100 litros más grande.
El diseño interior (salpicadero, instrumentación, consola central, mandos y otros detalles) es idéntico al del Mini corto, incluidas las plazas delanteras, que incorporan unos asientos cómodos con buen sujeción en las curvas. Tiene también buenos huecos para objetos, con una guantera correcta, bolsas en las puertas y posavasos delante y detrás. Y está bien acabado, aplica plásticos de calidad y actualiza con gusto los detalles retro, para crear un ambiente atractivo que marca la diferencia con todos los utilitarios de su tamaño. En cambio, la insonorización deja pasar rumores mecánicos y adopta unas suspensiones enérgicas que no favorecen el confort en viajes largos.
Diseño con gancho y tres motores
Al margen de su mayor amplitud, el Clubman conserva todo el encanto del Mini. El frontal es idéntico, con la parrilla sobresaliendo en el centro y los faros redondos sobre las aletas. El lateral tampoco cambia hasta la línea de apertura de las puertas, pero ahora añade en el lado derecho una minipuerta que facilita el acceso. Y el techo se prolonga por detrás y forma un ángulo recto con la zaga, que tiene dos puertas verticales. El resultado es un coche atractivo que explota el carisma del original y seduce por su imagen.
El Clubman se vende en tres versiones: Cooper, de 120 CV (desde 21.500 euros), Cooper S, de 175 CV (26.500) y Cooper D turbodiésel, de 110 CV (22.900). Todos llevan cambio manual de seis marchas, pueden montar un automático también de seis (1.592 euros) y gastan poco: incorporan los últimos avances de su casa madre BMW para reducir emisiones, como el sistema Start & Stop de arranque y parada automática, o un alternador que sólo actúa en las retenciones del motor para no restar potencia. Los precios son altos -2.150 euros más que un Mini normal- y no incluyen un equipo de serie generoso. Vienen con seis airbags, ABS, aire acondicionado, radio-CD y detalles como sensor de presión de ruedas, botón de arranque y neumáticos antipinchazos, pero el ESP es opcional, salvo en el Cooper S.
Conclusión
El Clubman es un Mini más largo y práctico que aporta unas plazas traseras más grandes y aptas para adultos, y un maletero algo mayor. Ofrece todas las virtudes de sus hermanos en imagen, diseño, comportamiento y calidad de acabado, pero cuesta 2.150 euros más caro, con un equipo de serie similar que no incluye el ESP.
ESTILO 'RETRO' Y MÁS ESPACIO
El diseño interior del Clubman es casi idéntico al resto de los Mini y actualiza con estilo la deportividad y los detalles retro del modelo original, aunque a veces complica su manejo. Así, la instrumentación se reparte en dos relojes circulares, uno frente al conductor con el cuentarrevoluciones, y otro con el velocímetro y el resto de la información en el centro del salpicadero. Mantiene los mandos de palanca en la consola central, que exigen desviar la atención para elegir el que se busca. Pero el resultado es un ambiente atractivo y diferente que hace sentirse en un coche superior a cualquier otro utilitario. En los detalles prácticos destaca la doble guantera, que lleva la tapa superior disimulada y permite ocultar objetos. Pero lo más llamativo es la tercera puerta, situada en el lado derecho. Se abre en sentido contrario a la marcha y sólo si la de delante está abierta. Y facilita el acceso a las plazas traseras, que ofrecen ocho centímetros más de espacio para las piernas que el Mini normal. Otra mejora práctica es el maletero, que tiene 260 litros, 100 más, y llega a 960 si se pliegan los respaldos traseros. Además, el del copiloto también se recoge hacia delante y permite cargar bultos muy largos. Las dos puertas verticales de la zaga refuerzan la imagen retro del Clubman.
NO TIENE COMPETENCIA
El Clubman es un utilitario de diseño que se postula como alternativa a otros modelos pequeños con un toque exclusivo, pero no tiene ningún competidor similar. La versión Cooper diésel cuesta 1.250 euros más que un Clase A equivalente. El Mercedes tiene sólo cuatro airbags, pero es más amplio e incluye ESP, ordenador de viaje y control de velocidad, opcionales en el Mini. En cambio, es 1.500 euros más barato que el New Beetle, otro coche de capricho que viene con cuatro airbags, aunque incluye ESP. El ahorro frente al A3 TDi sube a 1.700 euros, y el Audi lleva ESP, pero no incluye arranque por botón, sensor de presión de ruedas ni los neumáticos antipinchazo del Mini. El Clubman cuesta también 2.500 menos que un 118d, y el BMW tiene ESP y ordenador de viaje. Además, esta versión del Mini tiene unos consumos y emisiones inferiores a todos ellos.
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