Un capricho ecológico

El Clubman es un Mini alargado que aporta más espacio interior y una tercera puerta lateral que facilita el acceso atrás. El puesto de conducción es igual, bajo y algo incómodo para entrar y salir, y tiene una visibilidad trasera peor: la doble puerta del maletero limita la visión. Incluye arranque por botón y puede añadir la llave manos libres (537 euros), pero lo más interesante es el módulo ecológico, que integra avances como el Start & Stop y elimina las emisiones en los atascos.

No contamina en los atascos

La versión diésel monta el motor 1.6 de 110 CV, desarrollado por Peugeot y Ford, con cambio manual de seis marchas. Las relaciones son más largas de lo ideal, pero lleva un dispositivo overboost que aumenta unos segundos la potencia para adelantar mejor. Sin embargo, lo mejor es el kit ecológico para reducir consumos y emisiones. Aparte del Start & Stop, que para el motor al soltar el embrague en los atascos y arranca automáticamente al volver a pisarlo, recupera la energía de los frenos para cargar la batería y la utiliza después para alimentar los accesorios, lo que reduce el consumo provocado por el alternador.

Con esta base, el Clubman diésel ofrece unas prestaciones correctas y sobre todo unos consumos y emisiones muy bajos. Corre lo suficiente en carretera, aunque exige usar el cambio con decisión para que acelere con brío, y aunque no destaca por su nervio, mantiene el ritmo en las subidas y adelanta sin apuros. Y en ciudad es muy práctico y agradable: responde con mucha elasticidad desde apenas 1.000 vueltas y sube progresivamente hasta 4.000 sin que se note el turbo. Pero lo mejor es sin duda el consumo, porque gracias a sus avances es uno de los coches que menos gastan y contaminan, sobre todo en tráfico urbano: apenas pasa de cinco litros en conducción suave, sube a seis en ciudad y es difícil superar los siete, incluso apurando las marchas.

Control de estabilidad ESP opcional

El Clubman tiene ocho centímetros más de distancia entre ejes, lo que debería provocar reacciones menos nerviosas, pero es tan ágil, vivo y divertido de conducir como el Mini corto. Los mandos son iguales, algo duros pero muy precisos; aporta una dirección impecable que transmite aplomo y seguridad, y es un coche muy estable y fácil de conducir, que hace sentirse compenetrado enseguida. En zonas viradas es manejable y eficaz, permite trazar las curvas con precisión y da confianza al conductor. Y en trazados rápidos circula con el aplomo y consistencia de un coche mayor, aunque tiene una suspensión algo enérgica que transmite las irregularidades más de lo deseable, y como la insonorización es mejorable, no resulta muy cómodo en viajes largos.

Los frenos y el ABS incluyen una electrónica avanzada y paran en pocos metros, pero el ESP es opcional, una carencia siempre imperdonable, y más en coches de este precio y exclusividad.