_
_
_
_
_
Reportaje:MODA

Juguemos al cubo de Rubik

Vuelven los colores, cuanto más primarios los tonos y escuetas las formas, mejor - Cinco claves para derrocar la dictadura del negro

Eugenia de la Torriente

Aunque parezca llevar siglos instalado como paradigma de lo funcional, el uso masivo del negro no se popularizó hasta finales de los ochenta. Fueron los diseñadores japoneses los que lo subieron en bloque a las pasarelas de París. Paradójicamente, lo hicieron como acto de rebeldía.

Yohji Yamamoto e Issey Miyake buscaban una declaración de principios con la que rechazar la floral tradición de su país. Veinte años después, el negro es casi un símbolo de convencionalismo. Y el niño bonito de los expertos en moda, que promulgan el retorno de los estampados para los demás, pero prefieren el negro para sí mismos.

Pero algo está cambiando. No sólo proliferan los colores chillones, sino que consiguen hincar un tímido mordisco en uno de los más asentados feudos del negro: la ropa de noche.

- ¿Qué? Piense en uno de esos juegos infantiles de bloques apilables. Las prendas se convierten en estructuras geométricas sólidas en colores vivos. Se pueden combinar sin miedo estructuras de chocante estridencia, pero por una sola nota cromática de arriba abajo. Y nada expresa tan bien ese nuevo concepto del atuendo como los nuevos vestidos de cóctel. Estructurados, cuadrados y, por una vez, infieles al negro con el que Coco Chanel los transportara, ya en 1926, a la cima de la elegancia.

- ¿Dónde? El diseñador israelí Alber Elbaz le ha dado la vuelta a la imagen que él mismo creó para la casa Lanvin unas temporadas atrás: todo lazos, dulzura y languidez. Este otoño ha firmado una colección poderosa y rotunda en la que (entre mucho negro) destacan vestidos cortos de poderosas hombreras en malva, fucsia y llameante rojo. También John Galliano se ha apuntado chez Dior. Gracias al verde hoja o el amarillo canario, ha conseguido que su doble homenaje (60º aniversario de Dior y las divas de los cuarenta) no se quede en la mera nostalgia. Ni siquiera la sobria Miuccia Prada se resiste a la infantil tentación de los colores golosina en sus complementos.

- ¿Por qué? Mejor que sea uno de los grandes capos del lujo el que formule hipótesis. François Pinault, presidente del Grupo PPR, declaraba: "Entramos en una era de irracionalidad y retorno a la fantasía. Estamos en el inicio de una tendencia social, de un cambio de valores que podría durar años. Después de todo, la era de la racionalidad se ha prolongado más de un siglo".

- ¿Cómo? Aunque a primera vista no lo parezca, se respira un cierto tufo minimalista en todo esto. Y la contención y la mesura puede ser mejor política para elegir accesorios. Estos vestidos, mínimos, estructurados y coloristas, agradecen la soledad.

- ¿Vale la pena? A juzgar por lo visto en los desfiles de primavera-verano 2008 (presentados en septiembre), sí. Este invierno es sólo un aperitivo de lo que se avecina. Marc Jacobs reivindica un colorista dibujo animado, SpongeBob, como inspiración, y llama al artista Richard Prince para que estampe chistes y sombras violetas sobre el marrón Vuitton. Y Nicolas Ghesquière saca de los archivos el lado menos conocido de Balenciaga: una explosión de flores para iluminar una rigurosa y sólida arquitectura.

Desde la izquierda, el imperio de los colores planos entendido por los diseñadores Miriam Ocáriz, Jil Sander, Amaya Arzuaga, John Galliano para Dior y Emilio Pucci.
Desde la izquierda, el imperio de los colores planos entendido por los diseñadores Miriam Ocáriz, Jil Sander, Amaya Arzuaga, John Galliano para Dior y Emilio Pucci.l'estrop

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_