En el Registro

Los padres de un recién nacido que no estén casados tienen que ir juntos a registrarlo para que quede claro que no hay tongo. Los casados, en cambio, cuentan con el beneficio de la duda. El presunto padre puede ir en solitario a hacer los trámites, que nadie pondrá en duda su paternidad. Pero, por lo que veo, abundan los padres no casados, por lo que deben ir juntos a registrar a su criatura. Y como el trámite debe de hacerse antes de un mes después del nacimiento, la mayoría se llevan también al retoño.

Entremos en el Registro Civil de Barcelona, subamos hasta el primer piso y cojamos número en el dispensador. En el pasillo, hay aparcados cinco o seis cochecitos. Triunfa el modelo McLaren de color naranja. Las madres aparcan, las abuelas van detrás de ellas tapando o destapando a sus nietos. Los padres se dedican mayormente al relleno de papeleo.

Como el trámite debe hacerse en el primer mes después del nacimiento, la mayoría se llevan al retoño

Del interior del despacho donde te hacen los trámites sale una familia árabe con dos gemelas y todos los padres de un solo crío les miran tragando saliva. Ahora sale una funcionaria y se dirige a todos nosotros. "Veniu a inscriure un bebè? Porteu els papers? Casats, solters? Porteu el full groc?". Mientras, una madre prepara un biberón y otra coge un chupete. Algún llanto infantil nos indica que más de una deberá sacar el pecho y amamantar a su retoño allí mismo. Un padre contesta una llamada telefónica. "Estic al registre, et puc trucar després?". Una madre recientísima acuna a su niño, que llora de hambre con un desespero infinito. "Espera't un momentet...", le susurra ella. Dan ganas de ceder el turno a los padres de bebés que lloran.

En estas que me encuentro a Dolors Camats, la portavoz de ICV y diputada al Parlamento, que viene con su pareja -tampoco están casados- a registrar a su hija recién nacida, que es la mar de guapa y espabilada. Lo sé porque, en este lugar, todo el mundo asoma la cabeza en los cochecitos ajenos para ver el género de los demás. Hablamos un rato mientras vemos salir a un padre con cara extasiada.

Me fijo en el texto de la pared. "Inscripción de recién nacidos", pone en castellano. "Inscripció de nou nats", pone en catalán. Pero alguien se habrá dado cuenta de que "nounats" es una sola palabra, se escribe junto, y lo ha corregido a mano. También está hecho a mano el cartel de prohibido fumar. Se trata del dibujo de un cigarrillo, con la ceniza mucho más realista que la de los carteles homologados. También me fijo en la manguera protegida por un cristal que está en la pared del fondo. "Romper en caso de incendio", pone. Pero el cristal está roto, por lo que, a lo mejor, el incendio se produjo.

Cuando nos toca, nos atiende una señora amabilísima, que tiene colgada la fotografía de Eto'o justo detrás de su mesa. Nos cuenta que el futbolista pasó por allí a registrar a su bebé. También tiene un recorte de periódico en el que se ve a la princesa Letizia con su hija menor en brazos. "Sofía tiene la sonrisa de Letizia", pone en el titular.

Hablando, hablando, nos explica que en los libros de familia y en los carnés de identidad no se suelen poner acentos en los apellidos. "Algún Rodríguez...", bromea. Y nos cuenta también que una vez rellenó un libro de familia para una mujer de 42 años que tenía 12 hijos". Tragamos saliva.