Sarkozy firmará contratos con Gaddafi por 10.000 millones
El Gobierno francés, dividido por la visita del líder libio
La llegada del líder libio Muammar el Gaddafi a París, en visita oficial, a punto estuvo de hacer estallar las costuras del poliédrico Gobierno del presidente Nicolas Sarkozy, que se vio obligado incluso a romper el programa e improvisar una conferencia de prensa para explicar las razones por las que le ha invitado: por haber liberado a las enfermeras búlgaras -gracias a la intervención de su ex esposa Cécilia- y por los contratos de todo tipo, especialmente militares, que firmará durante sus cinco días de estancia en Francia, por valor de 10.000 millones de euros, según dijo Sarkozy.
[De momento, Libia ya ha comprado 21 aparatos Airbus y equipamiento militar por 4,5 millones, como 14 aviones de combate y 35 helicópteros, informa France Presse].
Gaddafi, fiel a su leyenda, se hizo notar. El último presidente francés que le recibió en París fue Georges Pompidou, y de eso hace 37 años. Ayer se adentró en la capital francesa camino del palacio del Elíseo para su primer encuentro con Sarkozy a bordo de una enorme limusina blanca, flanqueada por una comitiva de más de 100 vehículos. En los jardines de Marigny, el palacete donde Francia aloja a los jefes de Estado extranjeros, ya estaba instalada su tienda beduina.
Por la mañana, sin embargo, el ambiente para recibirle no era precisamente amable. "El coronel Gaddafi debe entender que nuestro país no es un felpudo al que un dirigente, terrorista o no, pueda venir a limpiarse los pies de la sangre de sus crímenes", decía la secretaria de Estado para los Derechos Humanos, Rama Yade, en una entrevista a Le Parisien. El titular de Exteriores, Bernard Kouchner adelantaba que no asistiría a la cena oficial, alegando una cita previa con su homónimo alemán en Bruselas, y declaraba a La Croix que "el presidente libio era un perdonavidas profesional de los Derechos Humanos y que hacía proselitismo de un islam conquistador", razón por la que "no es cuestión de olvidar el nombre de las víctimas" por más que haya "abandonado las armas de destrucción masiva y su país renuncie al terrorismo".
Yade fue llamada al Elíseo y, tras hablar con el presidente, matizó sus declaraciones, señalando que lo más grave era que la llegada del líder libio coincidiera con el aniversario de la declaración de los Derechos Humanos. La secretaria de Estado, que ya fue apartada del reciente viaje de Sarkozy a China, anunció que tampoco asistiría a la cena porque tenía otra invitación.
