Muxía ultima el homenaje a los miles de voluntarios del 'Prestige'
El Ayuntamiento ha localizado e invitado a 15.000 de los 67.000 héroes de 2002
Muxía vuelve a estar en vilo cinco años después del Prestige. Ya empezaron a llegar a esta pequeña localidad de A Costa da Morte, uno de los símbolos de aquella catástrofe, decenas de personas procedentes de toda España para la gran celebración de agradecimiento, hoy y mañana, a la marea blanca de voluntarios que lucharon hace cinco años contra el fuel.
Todo está preparado en el pueblo para acoger y homenajear a aquel ejército civil de centenares de miles de anónimos que suplió, ante el desastre, la caótica y deficiente gestión de las autoridades. Pero la incógnita sobre cuántos responderán a la invitación se mantiene. "Puede que vengan 500 como 2.000, nadie lo sabe", dicen con cierta angustia portavoces del ayuntamiento. Concejales, funcionarios, hosteleros, marineros y agentes de Protección Civil echaron mano de las notas que tenían guardadas con teléfonos y direcciones. Lograron invitar a 15.000 de los 67.000 voluntarios que estuvieron en 2002 en Muxía a la fiesta de homenaje de hoy y mañana.
Dos enormes carpas con calefacción y literas están ya montadas en el muelle, frente al mar, para una celebración que incluye la inauguración de una plaza y de un museo del Voluntariado, un concierto de música, así como mesas redondas intercaladas con espectáculos de humor y teatro, "para que este festival sea también una mirada alegre hacia el futuro", explica uno de los organizadores.
En la lonja, que fue el cuartel general desde el que se organizó la recogida del chapapote, vuelven a colgar en las paredes, para la cena multitudinaria de esta noche, todas las pancartas de reivindicación, quejas, comentarios o saludos que hace cinco años fueron dejando los voluntarios a su paso por Muxía. La Cofradía había guardado en una caja todos aquellos símbolos que hoy vuelven a salir a la luz.
Esta pequeña villa coruñesa de apenas 5.700 habitantes se convirtió en símbolo de la catástrofe de 2002 no sólo por ser una de las más embadurnadas por el fuel del Prestige, sino también por la beligerancia del ex alcalde Alberto Blanco (PP), quien llegó incluso a expulsar a voluntarios en aras de dar por zanjada anticipadamente una catástrofe que se volvía contra los Gobiernos de Aznar y Fraga por su denostada gestión.
Uno de los "debe" de Muxía fue saldado ayer. Su alcalde, el socialista Félix Porto, entregó a su colega de Montornés del Vallés (Barcelona), Daniel Cortés, un escudo del pueblo y una réplica de una dorna (pequeña embarcación pesquera tradicional) en desagravio por la ofensa del anterior regidor de Muxía, quien había expulsado a 140 voluntarios de ese municipio bajo la acusación de ser drogadictos. Blanco incluso llegó a telefonear al Ayuntamiento de Montornés para pedirle que no envíase más gente "porque fuman porros".
Representaciones de los servicios de Protección Civil de Madrid, Cataluña, Andalucía y La Rioja están también, desde ayer, en Muxía para celebrar esa fiesta del Voluntariado.
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