La madre reclusa y su bebé se reencuentran en prisión
El niño fue declarado en desamparo hace dos meses
La prisión de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) se abrió el martes para un singular visitante. Tal vez el más pequeño que haya cruzado el umbral penitenciario para comunicar fugazmente con una reclusa. El visitante: un bebé de dos meses y cinco días. La interna: Antonia F. , la mujer de 36 años que perdió la tutela de su hijo al poco de nacer con un síndrome de abstinencia. La visita: dos horas.
Madre e hijo se reencontraron el martes por vez primera tras el parto. En la resolución inicial de desamparo, la delegación para la Igualdad y Bienestar Social de Sevilla prohibió el contacto entre el bebé y su familia. Antes de ingresar en prisión, la mujer contaba con un largo historial de adicción a las drogas y otras experiencias de hijos desamparados.
El veto incluía a sus padres, Antonia F. y Rafael B., que cumplen condena por atraco en Alcalá de Guadaíra y Córdoba, y también a tíos y abuelos, que tuvieron que suspender las visitas al hospital. El servicio de protección de menores está ahora evaluando la conveniencia de entregar o no el niño a la familia extensa -unos tíos se han ofrecido como acogedores-. Mientras tanto, tras haber superado el síndrome de abstinencia causado por el consumo de metadona -un opiáceo usado en la desintoxicación de heroína- de la madre, el pequeño está en acogimiento en una residencia.
Personal del centro llevó al crío el martes hasta el centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra, según el abogado de la reclusa, José Antonio Bosch. El letrado, que se ha opuesto al desamparo del niño ante el juzgado, fue informado la semana pasada de que la Junta había establecido un régimen de visitas convencional entre el pequeño y sus padres, esto es, dos horas al mes.
Lejanía del padre
Los contactos más difíciles serán con el padre, ya que se encuentra interno en la prisión de Córdoba, a unos 140 kilómetros de Sevilla, donde está acogido el niño. Rafael B. conoció a su hijo durante unas horas en el hospital donde nació el pasado 28 de septiembre, tras ser conducido bajo vigilancia policial desde Córdoba.
En una carta enviada desde prisión, criticaba la prohibición de los contactos entre la familia y el recién nacido: "No hay que ser un erudito para ver que esto es una crueldad". Y añadía: "De esta forma sí que hay un desamparo forzado, como si mi hijo fuera un delincuente incomunicado a los 26 días de vida".
El restablecimiento del contacto entre la madre y el niño cuenta con las bendiciones de la fiscalía de protección de menores de Sevilla, cuya responsable manifestó la semana pasada que apoyaba estos encuentros.
Antonia F., durante su reciente salida de la cárcel para comparecer en el juzgado por este asunto, pidió a la fiscal que la ayudase a superar "los obstáculos" que podían dificultar las visitas del pequeño a la prisión. La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, según Bosch, no puso objeciones a los encuentros de madre e hijo en prisión. El centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra cuenta con un módulo para madres, donde los niños pueden permanecer hasta los tres años.
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