Hacia un Erasmus obligatorio
La UPV exigirá a todos sus estudiantes cursar un semestre en el extranjero
Un millar de estudiantes de la Universidad del País Vasco (UPV) completarán su formación este año en otros centros de enseñanza superior españoles y extranjeros. La participación en programas de movilidad ha aumentado un 30% en cinco años. Convencido de lo enriquecedor de estas experiencias, el vicerrector de Relaciones Exteriores, David Lasagabaster, adelanta que, a medio plazo, "la movilidad pasará de ser voluntaria a formar parte de la formación académica". En unos años, todos los estudiantes tendrán que cursar al menos un semestre en otro centro. Tres alumnos que han participado en estos programas opinan que la universidad pública debería animar a sus alumnos a sumarse a los mismos, pero no obligarles.
El programa más popular es el europeo Erasmus, y el país más demandado, Italia, "por cercanía lingüística y su atractivo cultural", apunta el vicerrector. Gran Bretaña, pese al aliciente del inglés, se queda en un cuarto lugar, porque se centra en atraer a alumnos asiáticos, abunda. América Latina es la otra región por la que apuesta el centro, a través del programa de intercambio UPV-AL y las prácticas de cooperación al desarrollo. Las plazas se adjudican atendiendo al dominio de idiomas y el expediente académico. El programa Erasmus y las tres cajas de ahorros vascas conceden ayudas económicas.
El vicerrector recalca que la experiencia enriquece: "Hay que lidiar lejos de casa con un contexto diferente. Conocen otra tradición universitaria, otra forma de enfocar sus especialidades. Facilita encontrar trabajo y promocionarse, y subsana el déficit en idiomas". Ante el mito de que en un Erasmus todo es fiesta, indica que se apuntan "los mejores estudiantes, que quieren disfrutar, pero son responsables". Por todo ello, propone "ir avanzando para que las titulaciones incluyan las estancias como un elemento intrínseco".
"Aprendes más"
Inge Rodríguez y Maite Agorreta pasaron cuatro meses en Chile hace dos años para completar sus estudios de Bellas Artes. Les atraía América Latina y el país andino les parecía "lleno de contrastes". Descubrieron paisajes insólitos, otras maneras de vivir, una forma de estudiar "menos individualista y más profesional" y unos profesores que "crean interés por el arte; crean artistas". Itziar Sasiain marchó a Polonia a principios de año para terminar su proyecto de fin de carrera de Ingeniería de Telecomunicaciones. La experiencia le permitió aprender a desenvolverse en otro país, hablar algo de polaco y descubrir un sistema educativo "más participativo".
Las tres afirman haber disfrutado y aprendido, y creen que la experiencia enriquece sus currículos. "Muestra decisión y que se conoce mundo", opina Agorreta. Su compañera afirma que "da tiempo a todo: estudiar, viajar, pasarlo bien..." Para la ingeniera, de Erasmus "la fiesta está garantizada, pero aprendes más que en cualquier asignatura".
Viajaron a países en los que la vida es más barata -"hasta compensa económicamente vivir ahí", afirma Rodríguez-, pero dudan de que cualquiera pueda permitirse costearse un vuelo. Por ello, no son partidarias de hacer obligatorias estas estancias: "Yo animaría mucho pero imponerlo puede ser traumático", apunta Sasiain. Agorreta añade que "hay que respetar las circunstancias vitales, familia, pareja..., de cada persona".
El número de extranjeros que han estudiado en la UPV a través de estos programas ha aumentado en un 50% en cinco años, pero el vicerrector aspira a igualar la cifra de alumnado recibido con el de enviado.
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