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Sólo el 1% de las denuncias por maltrato son de familiares

El Gobierno pide mayor implicación del entorno de las víctimas

Mónica Ceberio Belaza

Vecinos que ven a una mujer salir de casa un día sí y otro no con un ojo morado o que escuchan gritos cada noche; padres y madres que saben que su hija apenas sale de casa porque su pareja no le permite hacer nada; maestros que saben que la madre de uno de sus alumnos sufre malos tratos; médicos de cabecera que observan hematomas sospechosos... Las autoridades insisten en que la violencia de género no es silenciosa. Deja huellas, en el entorno de las víctimas se sabe que pasa algo raro, pero nadie se atreve a intervenir. Y las víctimas no siempre dan la voz de alarma. De las 70 mujeres que han muerto este año a manos de sus parejas o ex parejas, sólo el 30% había denunciado al que después sería su asesino. Y sólo el 1% de las denuncias por malos tratos interpuestas durante el primer trimestre de 2007 las han puesto los familiares o terceras personas -como vecinos o amigos-, según un informe de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres basado en datos del Consejo General del Poder Judicial.

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De las 61.066 denuncias de los seis primeros meses del año, el 78% fueron presentadas por la propia víctima, el 1% por los familiares; el 10% tuvieron su origen en una intervención policial directa; en el 9% de los casos los médicos mandaron un parte de lesiones a las autoridades -como es su obligación- y el 0,5% restante tuvieron como autores a vecinos, amigos, trabajadores sociales, médicos de cabecera o cualquier persona del entorno que sabía lo que estaba sucediendo.

"Es fundamental que la sociedad se implique, que la gente acuda a la policía o a los servicios sociales para poner en conocimiento que hay una situación de maltrato para que avancemos en la solución de este problema", señala Consuelo Abril, de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres. "Tendría que haber en todas las provincias centros de valoración de riesgo, con psicólogos y trabajadores sociales que se pongan en marcha enseguida, que investiguen lo que pasa y que ayuden a la víctima a salir del entorno de violencia. Hay que dejar de pensar, de una vez por todas, que es un problema privado".

El Gobierno, a través de su delegación especial, también ha animado en reiteradas ocasiones a todos aquéllos que constaten violencia de género a acudir a las autoridades. Pero los familiares dicen que la situación es muy complicada cuando la víctima no está de acuerdo, cuando ella no quiere separarse ni denunciar. Por eso muchos esperan a que ellas den el primer paso.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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