Cifras poco razonables
Los datos presentados por el INE hace unos días han generado cierta sorpresa y decepción. Galicia pierde posiciones relativas en su esfuerzo en materia de Investigación y Desarrollo (I+D). Los titulares de prensa se hacían eco de que Galicia pasó de gastar el 0,89% de su Producto Interior Bruto (PIB), al 0,90% (+0,01%). Mientras tanto, el conjunto de España sube desde 1,13% a 1,20%. Y los resultados son especialmente buenos en Comunidades como Asturias y Andalucía, que crecen casi más de un 0,10%.
Hasta el momento se han manejado algunas posibles explicaciones. Se ha dicho que el cociente entre gasto y PIB ha subido menos en Galicia porque el denominador ha aumentado más aquí. Es verdad que el crecimiento económico de Galicia ha superado al español en 2006. Pero la diferencia es demasiado pequeña como para explicar lo ocurrido. Se ha sugerido también que las estadísticas no están recogiendo bien lo que hacen las empresas en el área de I+D. Sin embargo, este problema de registro de información, que afecta especialmente a las empresas más pequeñas (pymes), debería ser común a otras comunidades con estructuras productivas tan atomizadas como la gallega y que, sin embargo, mejoran notablemente sus indicadores.
Una tercera explicación que se ha manejado sería que el impulso a la I+D del nuevo gobierno gallego habría tenido todavía escaso reflejo en 2006; e incluso que parte del gasto presupuestado no se habría ejecutado a lo largo del ejercicio. Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que las Administraciones Públicas en Galicia mejoran sensiblemente su posición relativa: pasan de invertir el 3,68% del total invertido por las AAPP en España, al 3,85% del total.
Llegados a este punto, creo que lo más oportuno es examinar los datos en mayor detalle a fin de encontrar explicaciones plausibles. En el cuadro adjunto se recoge el peso de Galicia sobre el total español en 2005 y 2006 en tres indicadores: gasto, número de investigadores y personal dedicado a I+D (investigadores y personal de apoyo). Los datos se refieren al conjunto de agentes (universidades, administración pública y empresas) y a las universidades por separado. Galicia pierde peso en las tres dimensiones. Y ello se debe fundamentalmente a lo que ocurre con las universidades. Según el INE, el número de investigadores en las universidades gallegas ha pasado de suponer el 7,50% del total estatal al 5,77%.
En cifras absolutas, habríamos reducido abruptamente su número, pasando de 4.054 personas a tiempo completo, a sólo 3.197 (¿adónde se han ido en silencio los 850 investigadores restantes?). Por su parte, el gasto ejecutado por las universidades gallegas también habría perdido peso en el total estatal, bajando de 5,58% al 5,39%: un 0,19%. Exactamente lo mismo que las empresas, que pasan de 3,20% al 3,01%. La mejora de las Administraciones públicas antes señalada no es suficiente para compensar estas cifras negativas y el global cae un 0,16%.
Si yo tuviese responsabilidades en la Xunta de Galicia, creo que pediría al INE que me explicase mejor las cifras para Galicia. Y, en su caso, que las repasara: lo que se ha publicado hasta ahora son los resultados provisionales; susceptibles por tanto de revisión. Una tan amplia reducción en el personal investigador y la pérdida de peso de las empresas gallegas no parecen muy razonables.
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