Promesas incumplidas

Si hay algo que no tolero es el incumplimiento de las promesas. De un particular, y menos de un Gobierno que tenía mi plena confianza. Leo este jueves, en grandes titulares de este periódico, que "el PSOE descarta de su programa -electoral- las propuestas más molestas para la Iglesia". Y lo hace a pesar de los ataques repetidos de sus obispos y de sus insultantes emisoras. A pesar de que los primeros han participado en manifestaciones contra el Gobierno al lado del claramente derechizado PP. La Iglesia tendrá más dinero con la crucecita en la declaración de impuestos. Pero, más aún, cuando nuestro Gobierno, con otra promesa incumplida, prescinde de modificar los acuerdos con el Vaticano. En otros aspectos, lamento sinceramente la renuncia, en este programa electoral, a las promesas hechas por el PSOE antes de las pasadas elecciones sobre "la regulación de la eutanasia y la despenalización del aborto". Claro que para congraciar a los futuros electores, de cuyo bolsillo saldrá el dinero, promete no crear nuevos impuestos que, como es costumbre, obtendrá de otra manera. Quizá sean oportunas estas medidas, pero no son satisfactorias para quienes confiaban en las propuestas del actual Gobierno.