La antigua Tarraco, al detalle
Se edita la planimetría arqueológica de la ciudad romana
El descubrimiento de un muro de época romana en un solar donde se estaba construyendo una guardería obligó hace 15 días al Ayuntamiento de Tarragona a paralizar las obras. La noticia refleja la complejidad de llevar a cabo obras públicas en el entorno de la antigua Tarraco, donde el urbanismo y la arqueología se ven forzados a convivir en un difícil equilibrio al que la publicación científica Planimetría arqueológica de Tarraco pretende contribuir.
El extensísimo documento, dirigido por el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), recopila por primera vez todos los restos hallados y detalla los indicios de posibles nuevos descubrimientos con el objetivo, entre otros, de evitar percances como el de la guardería.
Tarragona cuenta con un instrumento para otorgar o no licencias de obra
Asimismo recoge todo lo conocido de la antigua Tarraco e incluso más: desde la época ibera (500 antes de Cristo) hasta la llegada de los musulmanes a Cataluña. Gracias a tecnologías como el GPS, los arqueólogos han situado todos estos restos sobre el plano de Tarragona, de forma que en breve cualquier técnico del Departamento de Urbanismo podrá hacer clic sobre cualquier parcela de la ciudad en su ordenador y saber qué hay debajo. Sin que sea de obligado cumplimiento, fuentes municipales aseguraron ayer que el área de Urbanismo de Tarragona lo usará como instrumento imprescindible a la hora de otorgar o rechazar licencias de obra, por ejemplo. "Tendremos mucho más conocimientos ahora para gestionar el plan general", decía ayer la concejal de Patrimonio, Rosa Rossell (ERC).
La Planimetría arqueológica de Tarraco, presentada ayer en sociedad, sitúa con exactitud la profundidad a la que se hallan los restos y ha permitido que los arqueólogos plasmen la ubicación más probable de estructuras conocidas pero de las que no ha habido hallazgos. Por ejemplo, el rompeolas del antiguo puerto romano. O el templo de Augusto, nunca encontrado con certeza aún, que los arqueólogos del ICAC coinciden en situar bajo el altar mayor de la catedral tarraconense, que, por otra parte, es el lugar más elevado de la ciudad.
Abarcando desde las noticias arqueológicas que aportó en el siglo XVI el historiador Ponç d'Icart hasta los datos científicos recopilados por la Real Sociedad Arqueológica de Tarragona a lo largo de su centenaria existencia, el trabajo del ICAC -coeditado junto con la Generalitat y el consistorio- nace con vocación de que "pasado, presente y futuro se den la mano de forma más positiva", señaló ayer la directora del instituto arqueológico, Isabel Rodà.
La Tarragona actual ha superado los límites de la antigua Tarraco. Sin embargo, las cifras del trabajo de compilación de datos, que ha durado dos años, revelan su magnitud: un total de 840 fichas correspondientes a todas las parcelas catastrales de la ciudad, una cincuentena de planos a diferentes escalas que distribuyen los restos según diversos criterios y una planta general de los restos arqueológicos de 12 siglos situados en la retícula urbana actual.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.