_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Movilización y movilidad

El transporte público es, ya lo dice la palabra, incapaz de transportar. Galicia se queda sin trenes

No sé en que localidad viven los/as avispados/as lectores/as que leen este periódico, pero es para este humilde redactor un honor y un placer comunicarles que, en el Concello de Vigo, existe la Concellería de Movilidade. O sea, que hay un concejal responsable de la movilidad de alguien. No, no es responsable del Movimiento ni gasta camisa azul (esa que tú bordaste en rojo ayer): es de Movilidade.

No se ocupa -hasta donde uno cree entender- de los casi inexistentes accesos para discapacitados. Se ocupa -¡tachán!- de los atascos, de la movilidad de máquinas de matar con ruedas, vaya. Y como el movimiento se demuestra andando, el concejal se presenta, raudo y veloz, en los colapsos circulatorios para levantar acta por las toneladas de petróleo quemadas con los motores de los coches al ralentí.

¿La movilidad es una categoría del espíritu, una facultad del alma? ¿Nos movemos o no nos movemos? Si Heráclito y Parménides levantaran la cabeza, protestarían por el atasco que les impide llegar a tiempo a la presentación de sus últimos libros. El primero de ellos tenía razón: "No nos bañamos dos veces en el mismo río". Pero Parménides apuntaba algo más contemporáneo: "Vale, pero siempre estamos en el mismo atasco". Así, el "todo fluye" de Heráclito queda totalmente desmoronado por la propia existencia de una Concellería de Movilidade que existe para que, cuando las cosas se paralizan, llegue alguien que dice: "¡Hop, hop, vamos que nos vamos, que llegamos tarde!"

La alternativa al descomunal atasco perpetuo (¿algo que ver con el movimiento perpetuo?) es tirar por calles paralelas y alternativas. Error: también están atascadas. Vivimos en un país que goza de una autonomía administrativa con respecto a un Estado central, torero él, que tolera que gaitas y sardiñadas campen por sus respetos. (Por el monte van las sardinas, señor conductor). Agradecemos este gesto de emancipación copiando su esquema de muy arriba (un ministerio) a muy abajo (una concellería); y devolvemos el favor, desde muy abajo, al poder intermedio (una consellería). Somos tan enrollaos como el atasco monumental. Un rey para todos, cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. Y, entre otras cosas, los coches para lo que están, para atascarse.

El transporte público es -ya lo dice la palabra- incapaz de transportar. Galicia se queda sin trenes (de cercanías, de lejanías, horizontales o verticales) y los carros de bueyes se atascan por las corredoiras alternativas que los romanos nos construyeron. El mugido, el bocinazo, el improperio y el "¡de Vigo tenías que ser!" son la banda sonora de la película.

Los zuecos (¿los suecos?) no valen para los tres pedales del coche. Y, como vivimos en un país en perpetua retención (y rendición), tenemos que convivir con los modelos que nuestros dirigentes y nuestros cerebros nos imponen: coche, hipoteca; hipoteca, coche. Galicia sueña con una independencia impensable y piensa en un sueño independiente. Es bien, es justo, es lo suyo. Para ello contamos con una Administración (otorgada desde fuera) que vela por nuestra movilidad. ¿No somos acaso una isla pegada por casualidad a un continente? Para estar (o ser de) aquí, de algún sitio tendremos que haber salido...

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Sí: venimos del atasco, vamos hacia el atasco y tenemos concellerías de Movilidade. Ya lo decía Burning: "Mueve tus caderas cuando todo vaya mal". Y apostillaba Janis Joplin en su consultorio de Rompente Radio Esquimal: "¡Move over!"

(No, ya no nos movemos como antes. El twist terminó en la época del anterior jefe del Estado, ese que jamás se movió de su sitio, no fuera a ser que hubiera zancadillas por el atasco general o generalísimo. La movilidad del Movimiento era relativa: ponían los nombres de las víctimas nacionales en las paredes de las iglesias y dejaban las fosas comunes donde tenían que estar: en ninguna parte. Que es a donde va Galicia desde que se acopló al continente).

La movilidad necesita el atasco para justificarse; un sistema judicial necesita víctimas para existir; Batman necesita a Joker; Heráclito necesita a Parménides. Y todos necesitamos a Víctor Coyote quien, años ha, cantaba: "!Mejor sería hacer algo: ¡muévete!"

julian@discosdefreno.com

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_