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Reportaje:RICARDO BLÁZQUEZ | La iglesia católica española

Presidente sin laureles

Ricardo Blázquez es el único presidente de una conferencia episcopal europea que no es cardenal o, al menos, arzobispo. Lo fueron sus predecesores desde la creación de este organismo tras el Concilio Vaticano II, es decir, los cardenales Quiroga Palacios, Tarancón, Suquía y Rouco, y los arzobispos Casimiro Morcillo Díaz Merchán y Elías Yanes.

Hace una semana se anunció que el portavoz de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, será en semanas obispo en Madrid, para auxiliar a Rouco. El Vaticano volvió a marginar a Blázquez ese día. No parece casual. El resultado es que el prelado de Bilbao abordará las votaciones del próximo marzo sin el apoyo de Roma, como simple obispo.

Era imposible imaginar semejante situación hace tres años. Todavía el mes pasado se esperaba un nombramiento, quizás como arzobispo ad personam (a título personal, manteniéndolo en Bilbao, que no es archidiócesis: así lo había pronosticado la prensa vasca), e incluso como prelado en los arzobispados de Navarra o Zaragoza, vacantes hasta hace poco por jubilación de Fernando Sebastián y Yanes.

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Un cardenal con poder

Nada. Que Blázquez sea sólo obispo después de tres años liderando una conferencia episcopal tan importante como la española es, sin duda, una gran anomalía. Así lo lamentan sus seguidores, y lo celebran quienes quieren apearlo del cargo.

No es seguro que lo logren. Obispo era Blázquez cuando ganó en marzo de 2005 la presidencia, venciendo a rivales como el primado de Toledo, Antonio Cañizares, entonces arzobispo, que hubo de conformarse con la vicepresidencia. Benedicto XVI lo hizo cardenal en la primera ocasión que tuvo tras ser elegido papa.

Fue el primer aviso a Blázquez, que en la reelección para un segundo trienio necesita ahora la mayoría absoluta de la asamblea. En cambio, a Rouco o Cañizares les bastará la mayoría simple si el obispo de Bilbao no alcanza el primer listón en las dos primeras votaciones. Dignidades eclesiásticas en mano, parece la batalla de David contra Goliat, pero ya se sabe cómo terminó aquel enfrentamiento.

SCIAMARELLA

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