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La nueva ley reforzará las garantías del niño adoptado

Ser pobre y vivir en un país de economía frágil no es razón para ser adoptado. La ley de adopción internacional que ayer obtuvo vía libre en el Congreso, reforzará las garantías para que los niños que vengan a España cumplan todos los requisitos legales para ser prohijados. Se trata de extremar el control para "evitar y prevenir la sustracción, venta y tráfico de menores", afirmó el socialista Mario Bedera, ponente de la ley. "Aquí nunca sucederá lo del Chad", agregó.

Con las modificaciones introducidas en el texto, se fortalecen dos ejes: por un lado, acreditar que el niño es adoptable, bien por carecer de familia o, en el caso de tener padres biológicos, por haber obtenido los consentimientos legales necesarios y no tener posibilidad de hallar un nuevo hogar en su país de origen. La adopción internacional se perfila como la última opción para un niño necesitado de familia. Ya es así, pero la ley será aún más garantista.

Por otro, clarificar el papel de las ECAI (Entidades colaboradoras para la adopción internacional). El texto primitivo se limitaba a describir su complejo papel de mediación entre los padres y las autoridades del país de origen. Varias enmiendas, algunas de IU-ICV, incrementan el control sobre sus actuaciones. De acuerdo con las nuevas reglas de juego, las ECAI tendrán que designar la persona que las represente en el país del menor.

La ley fue aprobada por el trámite de urgencia con la abstención del PP. Este grupo defendió que una Agencia estatal aglutine iguales normas en todas las comunidades. Para Bedera algo inviable, al disponer aquellas ya de competencias propias.

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