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Los palestinos rebajan sus exigencias en Annapolis

La benevolencia del presidente palestino, Mahmud Abbas, no ha sido correspondida por el primer ministro israelí, Ehud Olmert. Un documento fechado el 17 de noviembre, y obtenido por el diario Haaretz, revela que la delegación palestina ha rebajado el listón de sus exigencias hasta límites que llevaron a algunos de sus miembros a afirmar que sería preferible no acudir a la conferencia que se celebrará en Annapolis, EE UU, el martes. Viajarán, pero sólo para eludir un estigma, el de ser culpados de rechazar la negociación.

Las notorias cesiones de Abbas se reflejan en un documento en el que aparece con tachones y añadidos el intercambio de propuestas. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) olvida demandas irrenunciables de antaño: no exige taxativamente que se detenga la construcción en los asentamientos judíos en Cisjordania; obvia referencias al muro ilegal que separa este territorio de Israel; omite alusiones a los controles militares y a los 560 obstáculos a la circulación, y nada dice de la apertura de los pasos fronterizos de Gaza, cercada desde junio.

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Las decenas de reuniones entre Abbas y Olmert y las de sus equipos de asesores han servido sólo para constatar que las diferencias son abismales, incluso más profundas que en 2000, año en que se frustró el último proceso. A cuatro días de la reunión de Annapolis, crece el pesimismo.

Inmovilismo israelí

El inmovilismo de Israel se aprecia cuando la delegación palestina exige una fecha límite para alcanzar el pacto y su contraparte apunta en el documento: "No hay acuerdo sobre un calendario". Si los políticos palestinos aluden a la resolución 194 de la Asamblea de la ONU, que establece el derecho al retorno de los refugiados, sus interlocutores proponen que Israel "será el hogar nacional del pueblo judío, y Palestina [el futuro Estado en Cisjordania y Gaza], el hogar nacional de los palestinos". La OLP rechaza esta propuesta -equivalente a la renuncia sin más al citado derecho- porque supondría para Abbas cavar su propia tumba.

Se repite el patrón de la fallida Hoja de Ruta. La Autoridad Palestina debe lograr resultados concretos, pero las obligaciones de Israel se limitan a un catálogo de buenas intenciones.

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