José Luis Guerín: "John Ford es un gran cineasta gallego"

José Luis Guerín entró en la sala donde se realizaba la rueda de prensa para anunciar su premio Cineuropa, repleta de periodistas, cámara digital en mano. Después explicaría que su "modo natural" de relacionarse con el mundo se materializa a través de las imágenes: "El cine, para mí, más que una profesión constituye una escritura, un alfabeto con el que puedes escribir una novela de ficción, pero también una postal o un libro de cocina". La entrega del galardón se celebró anoche, en el Teatro Principal de Santiago de Compostela, antes de la proyección de En la ciudad de Sylvia, la sexta película del director catalán.

El cineasta Guerín se sitúa en los márgenes del campo cinematográfico. "Me resulta imposible hablar de cine en términos de nacionalidades", afirmó con cierta melancolía, "porque hace mucho que los cineastas sólo nos reunimos para hablar de problemas gremiales". Y recordó "los tiempos del cine con valores colectivos, del Nuevo Cine Alemán o de la Nouvelle Vague". Sólo unos minutos antes, el director del festival Cineuropa, José Luis Losa, se había referido a la peculiaridad generacional de Guerín en el contexto del cine español: "Al fin y al cabo, José Luis pertenece a la generación de Santiago Segura".

Pero la estirpe en la que se instala el autor de la aclamada En construcción -extraño premio Goya al mejor documental en al año 2002- se encuentra muy alejada de focos y farándula cinematográfica. "Los cineastas de hoy que me interesan son como faros que emiten luz en la oscuridad y a quienes necesito", aseguró, y mencionó al iraní Abbas Kiarostami, al estadounindese Jim Jarmusch, al francés Philippe Garrel -de quien se programó un ciclo durante este mes en el Centro das Artes da Imaxe da Coruña- y al vasco Víctor Erice. "Para mi es muy importante que Manuel de Oliveira esté vivo", dijo, "que, por cierto, es casi gallego". Ese camino que cruza entre lo real y la puesta en escena es el que transita José Luis Guerín, que En la ciudad de Sylvia utiliza a una actriz profesional, Pilar López de Ayala, por primera vez en su carrera.

A la pregunta de un periodista sobre "la influencia de youtube" en su cine, Guerín contestó con una mezcla de candidez y contundencia: "Lo que pasa es que no sé lo que es youtube". Aunque matizó: "Sé que existe, pero no soy usuario de Internet; mis maestros cinematográficos son anteriores a youtube". El realizador barcelonés, que siempre colocó la obra de Charles Chaplin en lo alto de su santuario particular, confesó que su "único aprendizaje cinematográfico" fue "el de espectador".

"Cuando era adolescente, en los últimos años del franquismo, empecé a viajar a París para ver películas censuradas", relató, "y en la actualidad tengo que viajar a París para ver películas censuradas". José Luis Guerín hablaba de la "dictadura extraordinaria del mercado" que provocó "un retroceso apocalíptico en las carteleras" y hacía memoria: "Antes, en un cine de Barcelona podías ver Novo Cinema Brasileiro o a Ingmar Bergman; hoy, cine americano y doblado".

En el momento en el que Guerín fue inquirido sobre "cineastas gallegos", su salida dejó perplejo a más de uno: "John Ford es un gran cineasta gallego, Hombres de Arán, de Robert Flaherty, es una gran película gallega, Jean Epstein hace un gran cine gallego. Además sigo a Xavier Bermúdez con atención". El autor de Tren de sombras (1997) coincidió sin quererlo con Luís Seoane, que hace 50 años estableciera idéntico diagnóstico respecto del Flaherty de 1934. Antes de despedirse, José Luis Guerín habló de los cineclubes. "Deberían protegerse muchísimo, su labor pedagógica es muy importante", afirmó, para después expresar su solidaridad con el Cineclube de Compostela, llevado a juicio recientemente por una productora.