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Vuelve la música en directo

191 bares podrán programar actuaciones en vivo en 2008

La cruzada que emprendió el Ayuntamiento hace dos años contra el ruido en los locales de ocio nocturno dejó en coma profundo a los establecimientos que ofrecían música en directo. Algunos establecimientos emblemáticos como La Paloma tuvieron que echar el cierre y otros han sobrevivido como han podido hasta ahora.

Pero el Consistorio ha dado marcha atrás y devolverá la posibilidad a los bares musicales de programar conciertos en vivo a partir del próximo año. La medida llegará, además, con un millón de euros que servirán para subvencionar el acondicionamiento e insonorización de los locales. De este modo, los bares musicales pasarán de ser la oveja negra del sector a ser considerados equipamientos culturales.

Las asociaciones de locales de ocio nocturno llevan meses negociando con representantes municipales la salida del anonimato. El pasado mes de septiembre ganaron una primera batalla: el Ayuntamiento aprobó la modificación de la ordenanza municipal de las Actividades y de los Establecimientos para incluir una nueva categoría: bar musical con música en directo. "En junio de 2005 el Consistorio empezó una campaña de cierres exprés de bares motivadas por presiones de los vecinos que se quejaban del ruido. Cerraron unos 500, pero sólo el 19% de estos cierres fueron consecuencia del ruido", afirma Fernando Martínez, secretario general de Fecalon, una asociación que agrupa a los empresarios del ocio nocturno de Cataluña. "En el Ayuntamiento se han dado cuenta de que por el camino que iban estaban haciendo una ciudad aburrida. Les ha pasado factura criminalizar el ocio y por eso han tenido que rectificar. La gente tiene que darse cuenta de que existe la Barcelona de la noche, otra ciudad por la que se mueven 250.000 personas", explica Martínez.

"No estamos rectificando nada", dice Jordi Martí, regidor de Cultura del Ayuntamiento. "El objetivo de la nueva ley simplemente es equiparar el trato que recibe la música enlatada con la música en directo y que no excedan de un determinado número de decibelios", añade Martí.

Hasta el momento sólo ofrecían música en directo -legalmente- las discotecas, salas de baile, salas de fiesta con espectáculo y cafés teatro o concierto. En total, un centenar de establecimientos a los que en 2008 se sumarán los 191 locales que cuentan con licencia de bar musical en Barcelona. Pero la Fecalon rebaja esa cifra a una veintena. "Programar conciertos en vivo supone un importante coste económico. Además, el local debe tener unas dimensiones más o menos grandes", explica Martínez.

Antonio Alvalar y Eli Bertrán regentan el London Bar.
Antonio Alvalar y Eli Bertrán regentan el London Bar.TEJEDERAS
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El London Bar ha perdido el 60% de su clientela

En 1910 abrió el London Bar en la calle Nou de la Rambla. Dicen sus actuales propietarios que en esos 97 años de historia no ha pasado por una situación tan mala como la actual. En julio de 2006 recibieron la temida carta municipal: prohibido seguir programando actuaciones en vivo. "Nos dijeron que para seguir como hasta ahora necesitábamos licencia de café concierto. Pero cuando habíamos hecho todo el papeleo, nos dijeron que ya no daban más licencias", cuenta Eli Bertrán, regente del local junto con su marido, Antonio Alvalar.

"Hemos perdido tres cuartas partes de la clientela desde entonces y nos hemos visto obligados a abrir antes y servir desayunos para mantenernos a flote", explica Antonio.

Ambos se muestran pesimistas y no acaban de creerse que podrán volver a programar conciertos en vivo. "Hemos invertido mucho dinero para insonorizar el local. Pero no servirá de nada. Ya encontrarán otro defecto y así hasta que acabemos cerrando", dicen.

Y una anécdota para el recuerdo. "El año pasado Jordi Portabella

[entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento] presentó aquí un libro sobre locales modernistas de Barcelona. Nos pidió que contratáramos a algún grupo para que interpretasen música de principios de siglo. Quedó muy bonito. A los dos meses nos llegó la carta del Ayuntamiento prohibiéndonos ofrecer música en directo", explica Eli.

El Cangrejo afronta una nueva etapa tras cerrar un año

"No es una cuestión de dinero, sino de nostalgia. ¡Es que éste era un local diferente!", exclama Eugenio Bergés, propietario de El Cangrejo, un establecimiento que ha sido testigo de un siglo de historia del barrio del Raval.

El local acaba de reabrir sus puertas después de permanecer un año cerrado por orden municipal. "Todo se precipitó a raíz del caso del pub Donegal. Los vecinos llevaron el Ayuntamiento a la justicia acusándolo de un delito medioambiental. Entonces los políticos se pusieron nerviosos y reaccionaron cerrando locales. En mi caso, todo estaba en regla, pero cogieron como excusa lo de las actuaciones en vivo y también me lo cerraron", explica Eugenio.

Este empresario volvió a abrir El Cangrejo el pasado verano y encara el futuro con optimismo. Espera impaciente la entrada en vigor de la nueva ley para volver a programar los espectáculos de cabaret que han hecho famoso al local. Pero se hace una pregunta: "¿Cómo se va a repartir el dinero que da el Ayuntamiento? Porque yo ya llevo invertidos más de 100.000 euros para acondicionar e insonorizar el local".

Dice Eugenio que superada la etapa del cierre -cuando tuvo que pedir ayuda económica a amigos y familiares-, las cosas vuelven a ir mejor. El local se llena los fines de semana, aunque añora el público "diferente" que acudía al bar cuando programaba actuaciones de variedades, teatro y flamenco. Y acaba con una declaración de intenciones: "Lo que espera toda Barcelona es volver a ver El Cangrejo de siempre".

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