Una vacante muy deseada
El anuncio del actual presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, de que una vez finalizada esta legislatura se retirará de la vida política activa no ha provocado especial sorpresa en el Partido Socialista Obrero Español, donde se daba por descontado que Marín no repetiría como candidato del PSOE a la presidencia de la cámara.
Marín no ha disfrutado de especiales simpatías dentro de los dirigentes de su partido (son conocidos sus duros enfrentamientos, casi a voces, con Alfredo Pérez Rubalcaba, en su etapa de portavoz socialista, y sus desencuentros con el propio presidente del Gobierno), y difícilmente podría esperar una repesca política equiparable al cargo institucional que iba a abandonar. Su cargo se vio ya seriamente comprometido cuando se difundió que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, lo había ofrecido en un momento dado al ex ministro de Defensa, José Bono.
Manuel Marín sabía que no repetiría como presidente del Congreso y que no optaría en el PSOE a repesca política Los catorce expertos internacionales que han fichado los socialistas irán a un acto público en Madrid en enero
Marín ha optado ahora por lo que ya es casi una tradición en el PSOE: dejar el cargo y el acta de diputado al mismo tiempo. Así lo hicieron Gregorio Peces-Barba y Félix Pons, antes que él. La costumbre no hizo fortuna, por el contrario, en el Partido Popular, donde personalidades como María Fernanda Rudí o Federico Trillo, que ocuparon esa alta representación, han seguido después su carrera política como simples diputados o eurodiputados.
La vacante en la presidencia del Congreso deja abiertas para los socialistas distintas combinaciones, caso de volver a ganar las elecciones. Un cargo como la presidencia del Congreso, y de las Cortes, puede acoger perfectamente a personalidades muy significadas en el partido y en el actual Gabinete. Sería una oferta magnífica no sólo para Bono, sino también para la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, en el caso de que Rodríguez Zapatero optara finalmente por introducir cambios sustanciales en su entorno más directo.
De momento, las cábalas y los trabajos internos en el PSOE giran mucho más en torno al programa electoral y a las listas de candidatos para el 9 de marzo. Como siempre, un problema es dónde colocar, con la relevancia adecuada, a los ministros que desean repetir como diputados (por lo que se ve, todos ellos, menos el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que, repita o no en el cargo, no piensa acudir a las urnas, y la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, que tampoco aspira a encabezar una lista).
Igualmente complicado resulta ajustar el programa electoral. Jesús Caldera, encargado de coordinarlo (la campaña propiamente dicha la dirige el secretario de organización del PSOE, José Blanco), tiene que combinar las propuestas de los equipos que ha formado al efecto y las exigencias de los ministros deseosos siempre de encontrar apoyos programáticos para sus propias políticas.
El caso más evidente es el del programa de política exterior, donde ha habido sus más y sus menos, especialmente en relación con el capítulo sobre América Latina. Algunos de los redactores del programa deseaban propuestas y menciones más concretas respecto a las políticas a seguir y a apoyar, incluida una mención expresa a Venezuela (antes del incidente con el rey Juan Carlos y el presidente Chávez).
Sin embargo, el ministro Miguel Ángel Moratinos y su equipo no querían esa mención ni que se incluyeran puntos de vista demasiado concretos o demasiado "fuertes". "El ministerio defiende en América Latina una posición mucho más suave, algo así como limitarse a acompañar la evolución democrática de esos países", explica uno de los participantes en el debate, que reconoce que la posición "oficial" salió ganando ampliamente.
En teoría, una vez elaborado el programa electoral se les pedirá comentarios a los 14 grandes expertos internacionales que el Partido Socialista ha fichado como asesores. En la práctica, la mayoría de los seleccionados sólo sabe, por el momento, que será invitada a acudir a Madrid el próximo día 16 de enero para participar en un acto conjunto, semipúblico, es decir, con la presencia de medios de comunicación.
"Evidentemente, no vamos a pedirles que intervengan directamente en la elaboración de las propuestas políticas del PSOE para 2008-2012", reconoce un miembro del equipo electoral. "Son extranjeros y no conocen la realidad española suficientemente como para plantear proposiciones concretas. Lo que queremos es que nos ayuden a detectar agujeros y olvidos en las nuestras, y que aporten puntos de vista, sugerencias y crítica leal".
Algunos de los responsables de la iniciativa, molestos con las acusaciones de apoyar una convocatoria claramente inspirada en el marketing político, han asegurado que lo que se pretende es terminar formando con esas 14 personalidades y con varios expertos españoles de parecida solvencia profesional e intelectual un think-tank, una especie de fundación para el desarrollo del pensamiento de izquierdas en una sociedad globalizada.
Se trataría en cualquier caso de un proyecto muy embrionario, puesto que no parece que el PSOE haya dispuesto de fondos económicos para esa futura organización. -
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