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Las locomotoras europeas se paran

Las carrocerías no llegan a la planta de Audi

La planta que Audi tiene en Bruselas entró ayer en paro técnico al no llegar los trenes que debían traer hasta la capital belga las carrocerías fabricadas en Bratislava, capital de una Eslovaquia convertida en gran productor europeo de automóviles gracias a las deslocalizaciones y a las extraordinarias ofertas realizadas por el Gobierno eslovaco para atraer fabricantes. Fuentes de la patronal y de los sindicatos europeos señalaron que era muy pronto para evaluar los costes de los paros ferroviarios en Francia y Alemania, pero expertos germanos evaluaban las pérdidas en 50 millones de euros diarios en su país.

Una fuente sindical belga adelantó que el paro técnico impuesto ayer en Audi continuaría hoy y que probablemente el lunes por la mañana seguirían notándose efectos sobre la planta bruselense. Un portavoz de la firma precisó más tarde que quizá hoy se pueda trabajar parcialmente dado que ayer llegó, con retraso, uno de los trenes esperados. En Bruselas se montan modelos Polo de Volkswagen y A-3 de la propia Audi, con carrocerías procedentes de Alemania, la República Checa y de Eslovaquia. La casa matriz en Alemania evaluó en 140 A-3 y 300 polos la pérdida diaria de producción en Bruselas.

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Porsche tuvo más fortuna porque sí recibió en Leipzig carrocerías del Cayenne fabricado en Bratislava, aunque ayer los responsables del fabricante de coches deportivos y de lujo reconocían que no podían saber si hoy continuarán con normalidad los suministros.

En Leipzig tiene también una planta BMW que produce entre 700 y 800 vehículos diarios. La cuarta parte de ellos salen habitualmente hacia los concesionarios por vía férrea, pero mientras dure la huelga toda la producción será transportada por carretera hasta sus destinos. Opel en Alemania prefirió no dar detalles sobre los efectos de la huelga, pero Daimler informó de que el grupo no se vería afectado.

Las firmas más trastornadas por estas huelgas son las que trabajan con el sistema de producción just in time, de gestión de la producción ajustada al máximo al suministro, para las que la ruptura de la cadena de aprovisionamiento puede suponer gravosas pérdidas. La prolongación de las huelgas tendría gravosas consecuencias económicas para los países del Benelux.

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