El drama humano de Miwa y su familia
Miwa, congoleño, economista y traductor eventual para una ONG, salía de un bar en la mañana del 10 de febrero cuando unos hombres le pidieron fuego. Él no tenía, y pasó de largo. Según su declaración, uno de ellos, que ejercía de cabecilla, empezó a insultarle. Mientras, se reía: "Negro de mierda, en este país no tienes sitio. Arriba España. Eres un mono, el único lugar que hay para ti y los tuyos es el zoo". Miwa asegura que era Roberto Alonso. Se sintió amenazado y cruzó la calle. Al llegar a la otra acera, un golpe seco, muy fuerte, por la espalda, en la nuca. Y su vida cambió para siempre. Y la de su esposa. Y las de sus dos hijos, de 10 y 12 años, que Mireie y él dejaron en Kinshasa cuando vinieron a probar suerte a España, en 2000. Miwa quedó tetrapléjico.
Desde ahí, operaciones, hospitales y pastillas hasta el Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde estuvo ingresado varios meses. Su domicilio, un cuarto piso sin ascensor en Alcalá, se había vuelto inaccesible para él.
Tras seis meses postrado, sin poder mover más que la boca y los ojos, y con la certeza de que el causante de su desgracia estaba en la calle, Miwa dejó de comer durante unos días. No le veía sentido a seguir vivo. El juez ni siquiera le había tomado declaración. Poco después, su caso ocupó las primeras páginas de la prensa nacional.
Fue en septiembre, cuando la fiscalía tuvo noticia de "la gravedad" de lo que parecía un caso más de lesiones. Solicitaron diligencias previas a una comparecencia de solicitud de prisión. Llegó finalmente ayer, tras nueve meses de espera. Hace dos semanas Miwa y Mireie aseguraban sentirse abandonados por la justicia. "No sería así si esta piel fuese blanca", decía Mireie.
Movimiento contra la Intolerancia comenzó a negociar con el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) el intercambio del domicilio de Miwa por otro adaptado a su minusvalía y la Delegación de Gobierno en Madrid decidió agilizar los trámites de la reagrupación de la familia de Miwa. Ambas gestiones están aún en trámites.
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