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CINCO AÑOS DEL 'PRESTIGE'

"Yo estaba en misa pidiendo otro puerto"

Los protagonistas de la catástrofe de la marea negra rememoran el naufragio que cambió sus vidas

Sonia Vizoso

Pocos de los cargos públicos y representantes sociales que movieron los "hilillos" de aquella crisis siguen en sus puestos cinco años después. El petrolero Prestige transformó el país en el que habitan y también su destino. En el posfraguismo que trajo la marea negra, los conselleiros José Cuiña y Enrique López Veiga son diputados de la oposición en el Parlamento gallego; los portavoces de Nunca Máis se han desvinculado de la plataforma ciudadana; y el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, que se considera "el único político que acompañó al presidente de la Xunta" en aquellas sus horas más bajas, vive su retiro político como embajador de España ante El Vaticano.

El SOS que envió el Prestige tal día como hoy de hace un lustro sumergió a los gobiernos del PP de Galicia y España en una profunda crisis. Con la población muy agitada y la oposición exigiendo dimisiones y presentando una moción de censura, sólo un socialista tendió la mano al partido en el poder.

Vázquez apoyó a Aznar para lograr el nuevo puerto exterior
"Hubo votantes de izquierda a los que no les gustó esa lealtad"
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Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña desde 1983, ex secretario general del PSdeG y tan admirador de Manuel Fraga como crítico con Emilio Pérez Touriño, no muestra ni un ápice de arrepentimiento por su apoyo a los populares. Inmerso ahora en diatribas "teológicas" y en recomponer las relaciones del PSOE con la Curia romana -"estaban muy crudas", admite-, Vázquez cree que su comportamiento fue "ejemplar, sobre todo hoy en día, en estos tiempos tan crispados".

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Las caras largas de los dirigentes del PSdeG no le impidieron a Vázquez organizar las dos visitas de José María Aznar a Galicia semanas después del naufragio o criticar con dureza la moción de censura que promovieron los socialistas contra Fraga. Al compromiso con su partido antepuso, explica, la "lealtad institucional" y un proyecto por el que ya había luchado antaño y que había sido descartado por su inviabilidad técnica: la construcción de un puerto exterior en punta Langosteira, en las cercanías de A Coruña, que permitiese liberar los muelles del centro del tráfico de hidrocarburos y levantar en esos valiosos terrenos una gran urbanización con edificios institucionales, comercios, hoteles y viviendas.

En la estrategia de Vázquez para alcanzar sus objetivos hubo dos conversaciones teléfonicas clave, ambas con Mariano Rajoy, entonces vicepresidente del Gobierno de José María Aznar. Y las dos, casualidades de la vida, transcurrieron con el alcalde a la mesa del restaurante El Refugio de Oleiros (A Coruña), a la hora de la cena. "Mariano me llamó y yo lo noté afectado".

El ahora líder popular recurrió al socialista para organizar el aterrizaje de Aznar en la crispada Galicia. Para la delicada operación, se eligió la torre de control marítimo de A Coruña, ubicada en un dique y a salvo de las incómodas protestas ciudadanas. La segunda visita del presidente del Gobierno tuvo aún más enjudia. Vázquez le ofreció al PP la casa consistorial coruñesa para celebrar allí un Consejo de Ministros. Eso sí, con una condición: que en aquella reunión el Ministerio de Fomento aprobase retomar el proyecto de construcción del puerto exterior de Langosteira.

Y llegó el 24 de enero de 2003. El anfitrión Vázquez se empeñó en que la visita de Aznar y su séquito al Ayuntamiento de A Coruña fuera lo más agradable posible para sus huéspedes. Sus vecinos no se lo pusieron fácil. Aunque el alcalde prohibió el acceso a la plaza para evitar que Aznar tuviese que enfrentarse a las miles de personas que le pedían responsabilidades por la catástrofe, las ventanas de las casas que dan a la entrada del consistorio amanecieron con carteles de Nunca Máis que mostraban a un Aznar cegado por el chapapote.

Además de dar con el mazo, Vázquez se preocupó de rogar a Dios. Junto a María Pita, en la iglesia de San Jorge, el piadoso socialista suplicaba ayuda divina para que sus planes no se fueran al traste. "Yo estaba en misa pidiendo que se hiciera el puerto exterior y tenía a mi concejal [José] Nogueira mirando en la imprenta si se cumplía", recuerda desde Roma. En una primera impresión de los acuerdos del Consejo, la dársena de Langosteira no aparecía y Vázquez exigió explicaciones. Finalmente, Aznar accedió a crear una comisión para impulsar una infraestructura que ahora está en construcción.

Durante aquellos días, el ex alcalde se sintió "incomprendido" y admite que "pagó" las consecuencias en las municipales de 2003, cuando conservó la mayoría absoluta por un centenar de votos. "Hubo votantes de izquierda a los que, en la pasión del momento, no les gustó que su alcalde mantuviera esa posición de lealtad", argumenta. "Con el tiempo esas personas estarán agradecidas a su alcalde por conseguir el puerto exterior". Vázquez no tuvo tiempo de comprobarlo. En febrero de 2006, un año antes de las siguientes elecciones locales, el socialista fue enviado a Roma por el Gobierno de Zapatero para ser embajador ante la Santa Sede.

Francisco Vázquez (de espaldas), José María Aznar y el resto del Gobierno en el Consejo de Ministros celebrado el 24 de enero de 2003 en el palacio de María Pita.
Francisco Vázquez (de espaldas), José María Aznar y el resto del Gobierno en el Consejo de Ministros celebrado el 24 de enero de 2003 en el palacio de María Pita.ANXO IGLESIAS

Enrique López Veiga

El conselleiro de Pesca de Fraga y ahora diputado dice que sufrió mucho durante aquellos días. "Nunca en mi vida me habían llamado fascista y asesino. Sufrí acoso". Acusa a PSdeG y BNG de aprovechar políticamente la catástrofe y contrapone aquella actitud a la que él mantuvo en 1992 durante la marea negra del Mar Egeo. El Gobierno de Felipe González le pidió que no hiciera de aquello "una crisis política". "Yo fui leal".

Caras de la crisis: Adolfo Menéndez

Como subsecretario del Ministerio de Fomento, participó en todas las decisiones que se tomaron desde Madrid tras sufrir el Prestige una brecha en el casco. Cuando el PP perdió las elecciones en 2004, el número dos de Cascos se incorporó como socio al bufete Uría&Menéndez, el mismo al que el Estado encargó la coordinación de las demandas presentadas por el Gobierno español contra las empresas relacionadas con el petrolero.

Arsenio Fernández de Mesa

Como delegado del Gobierno en Galicia, actuó como portavoz oficial en los primeros momentos de la catástrofe, cuando más confusión y descoordinación hubo. La misión le duró poco. Pronto fue relevado en estas funciones por Mariano Rajoy, entonces vicepresidente de Aznar. Actualmente, es diputado del PP en el Congreso. Recoger sus impresiones sobre el papel que desempeñó en aquellos días ha sido imposible. El ferrolano prefiere no recordar.

Francisco Álvarez-Cascos

El responsable de Salvamento Marítimo del Gobierno de Aznar sobrevivió a la crisis para luego dejar la política por amor. Apenas un año después de convertirse en el blanco de todas las críticas por llevar el petrolero herido mar adentro y extender el vertido, el ministro de Fomento anunció que no se presentaría a las elecciones generales de 2004. Se había enamorado de una galerista de arte de origen coruñés. Desde entonces él también se dedica al negocio.

José Luis López-Sors

Es el único miembro del Gobierno de Aznar que podría enfrentarse a responsabilidades jurídicas por las decisiones que tomó a partir del 13 de noviembre de 2002. El ex director general de la Marina Mercante sigue imputado en el sumario judicial que se instruye en el pequeño juzgado de Corcubión. La juez deberá decidir en breve si se sienta finalmente en el banquillo durante el juicio que determinará quiénes fueron los culpables de la catástrofe.

Evaristo Lareo

Como presidente de la Federación de Cofradías de A Coruña rechazó unirse a las protestas y prefirió negociar las indemnizaciones con la Xunta. Las entidades que él representó renunciaron a emprender acciones legales contra la Administración a cambio de cobrar pronto las compensaciones. Sólo unos pocos pósitos se negaron a aceptar esta condición. Lareo preside ahora la federación gallega de cofradías y asegura que el sector sigue dividido.

Torcuato Teixeira

Como patrón mayor de la cofradía de pescadores de A Coruña, este abogado encabezó a los marineros críticos con la Xunta. Su organización y algunas más -entre ellas la de O Grove y Cangas- se negaron a firmar un acuerdo con la Administración que les obligaba a no acudir a los tribunales. En 2004 aspiró a un escaño en el Senado como candidato del BNG. Actualmente, sigue ejerciendo como letrado pero no dirige la cofradía coruñesa.

Sebastián Losada

Como miembro de la organización ecologista Greenpeace, este coruñés fue uno de los rostros de las protestas convocadas por la plataforma Nunca Máis. Ahora es responsable de Océanos de la asociación internacional y reside en Madrid. Trabaja para combatir el agotamiento de los bancos pesqueros, sin perder de vista algunas experiencias impulsadas por los marineros gallegos. Entre ellas destaca la reserva marina creada en Lira (Carnota).

Xurxo Souto

El cantante de la desaparecida banda bravú Os Diplomáticos de Monte Alto fue uno de los portavoces de Nunca Máis, donde "los artistas trabajaban mano a mano con mariscadores y aparejadores". Ya no forma parte de la plataforma, que, tras un intenso debate sobre su futuro, ha quedado convertida en "una entidad de seguimiento" de la recuperación de la costa. "Lo importante es la cultura cívica que dejó", afirma el actual jefe de Programas de la Radio Galega.

Xosé Manuel Beiras

Tras muchos años de enfrentamiento con Manuel Fraga, la marea negra pilló al entonces líder del BNG en su único momento dulce con el fundador del PP. Unos meses antes, los dos políticos habían emprendido una etapa, que naufragó con el petrolero, de apretones de mano y comidas en el restaurante Vilas de Santiago. Beiras dejó de ser portavoz nacional en noviembre de 2003 y ahora es miembro de la ejecutiva del partido.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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