Bofill dice que el Palau de les Arts "no está bien ubicado" en el cauce

Hace medio siglo, el desbordamiento del río Turia, a su paso por Valencia, causó la mayor inundación que ha padecido la ciudad en siglos. Aquella catástrofe, conocida como la riada de 1957, se convirtió en virtud, pues cambió la faz de la ciudad desde el punto de vista urbanístico. Esa es la tesis que defendió ayer el arquitecto Ricardo Bofill en las jornadas conmemorativas de aquellas inundaciones que, bajo el título de De la riuà a la Copa del América, arrancaron en el Museu Valencià de la Il.lustració y la Modernitat (Muvim).

"Calatrava es un gran diseñador, pero no sabe de urbanismo"

"Lo más importante es que haya un proyecto de ciudad, no edificios icono"

El arquitecto catalán fue el responsable del diseño del viejo cauce del río Turia, en 1982, cuando gobernaba la ciudad el socialista Ricard Pérez Casado. "Que una línea verde pasara por el centro de la ciudad cruzándola de parte a parte hasta acabar en el mar le daba respiración a la ciudad", recuerda Bofill, quien se encontró una Valencia "con voluntad de recuperarse y de convertir lo que había sido una catástrofe en un hecho positivo". Finalmente, el proyecto del viejo cauce del río que había diseñado Bofill se ejecutó a medias porque "en España estamos demasiado acostumbrados a que los políticos cambien los proyectos urbanísticos y eso es algo inconcebible para el desarrollo de las ciudades, porque los ciclos electorales duran cuatro años y los ciclos urbanísticos, 20".

Cinco décadas después de aquella riada, el agua volvió a hacer de las suyas en algunos tramos del viejo cauce del Turia. En el Palau de les Arts, por ejemplo. "El Palau de les Arts está mal ubicado, porque el río no era su lugar", afirma Bofill, quien, pese a ese inconveniente, considera que Valencia "ha progresado mucho, entre otras cosas porque la Copa del América ha abierto la puerta de la ciudad a su vertiente mediterránea".

Parte de culpa de la nueva imagen de Valencia la tienen los proyectos arquitectónicos de Santiago Calatrava, del que Bofill dijo que es "un gran diseñador, que hace edificios iconos, pero no sabe de urbanismo". Bofill apostó por que Valencia sepa "cuál es su vocación de futuro, cómo piensa ordenarse en los próximos 20 años", para lo que cree que "debe tener una visión estratégica y un proyecto de ciudad, en el que está bien que haya edificios icono, pero lo más importante es que haya un proyecto urbano". Aun así, el arquitecto catalán incluyó a Calatrava entre las estrellas mundiales de la disciplina, un círculo exclusivo en el que sólo están, según Bofill, el arquitecto valenciano y él mismo.

Ricardo Bofill intervino en las jornadas sobre la riada de 1957 justo tras Ricard Pérez Casado, precisamente el alcalde que propuso al arquitecto catalán trazar un diseño para el jardín del Turia. Pérez Casado confesó que, al principio de su mandato, encontró "una ciudad desprovista de servicios básicos" y eso hizo que la máxima prioridad de su equipo de gobierno fuera "hacer ciudad bajo dos premisas: un cauce verde y la recuperación de El Saler".

La coincidencia del recuerdo de la catástrofe de hace medio siglo y las recientes inundaciones en la Ciudad de las Artes y las Ciencias reactivó involuntariamente el debate sobre los daños sufridos por el Palau de les Arts en el mes de octubre. Ayer, mientras el Partido Popular rechazaba en el Ayuntamiento de Valencia una moción del Grupo Socialista que instaba al pleno del Consistorio a crear una comisión extraordinaria para investigar las inundaciones, el PSPV presentaba en las Cortes Valencianas un recurso de reposición ante el "veto" del Consell a las preguntas que formularon desde el Grupo Socialista de la Cámara sobre los daños que sufrió el Palau de les Arts tras las pasadas lluvias, según explicó su portavoz de Grandes Proyectos, José Camarasa.