El capital riesgo despierta
Cataluña recibe 27 veces más inversión que hace 10 años
Era un capital sin rostro, dispuesto a dar alas, sobre todo, a los nuevos proyectos tecnológicos. Ésta fue la desdibujada tarjeta de presentación con que se colaron en España, tímidamente y durante los años noventa, las firmas de capital riesgo, que compran una porción del negocio, le inyectan recursos para acelerar su expansión y, tras asegurarse la rentabilidad de su inversión, sacan tajada al cabo de unos años, al abandonar el capital de la compañía. La empresa familiar catalana, de talante patrimonialista y tradicionalmente recelosa a abrir su accionariado a otros socios, ha mirado siempre a estos nuevos actores como algo desconocido, ajeno y lejano. Sin embargo, la explosión de este instrumento de crecimiento en España -la inversión total ha dado un salto desde los 204,3 millones de euros desembolsados en 1996 a los 4.049,8 millones invertidos en 2005 y 2.529,4 millones de 2006- ha acabado abriéndose camino en Cataluña.
Las firmas de capital riesgo invirtieron el año pasado en empresas radicadas en la comunidad catalana 545,1 millones de euros: esa cifra es 27 veces superior a la invertida en Cataluña hace una década (20 millones).
El auge de este instrumento de financiación ha sido generalizado en España, pero, si se comparan las series históricas de inversión de la última década, se percibe que acude destacadamente a la Comunidad de Madrid, donde la llamada private equity campa cómodamente a sus anchas, y a Cataluña. Madrid, le saca una distancia todavía abismal, con los más de 2.000 millones invertidos hace dos años y los 1.140 que recalaron en la comunidad en 2006.
Todos los expertos consultados destacan "la evolución de la mentalidad" del empresario catalán, aunque Madrid sigue a años luz, como reflejan las cifras del primer semestre de 2007: en los primeros seis meses de este año, el capital riesgo aún no se había contagiado de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y la inversión en España se disparó un 63% sobre el primer semestre de 2006, hasta superar los 1.800 millones de euros. Nada menos que el 70% de la inversión en este primer semestre fue a parar a la Comunidad de Madrid, mientras que Cataluña se llevó únicamente el 7% del total.
La patronal del sector, la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo (ASCRI), que reúne a 135 firmas asociadas, subraya que un semestre aislado no da idea de la realidad y que debe observarse la evolución en un plazo prolongado de tiempo.
"Desde un punto de vista del volumen de inversión, Madrid se sitúa claramente por encima del resto de comunidades, especialmente en los últimos años, porque las empresas protagonistas de esta inversión estaban en esta comunidad", explica Dominique Barthel, directora general de ASCRI.
Barthel invita a comparar el número de operaciones cerradas en ambas comunidades. Y es cierto que la brecha entre una y otra se va cerrando. Madrid solía sacar un tercio más de operaciones, o incluso duplicaba el número de operaciones
que se realizaban en Cataluña. Esta realidad ha cambiado.El número de operaciones cerradas en 2005 fue de 106 (sólo cuatro menos que en Madrid) y en 2006 fueron 142 (en Madrid la cifra fue de 158). Es decir, las operaciones en la comunidad catalana son más pequeñas.
Pero en cuestión de tamaño ha habido excepciones sonadas que, según los private equity, han ayudado a romper los tabúes del empresario catalán. Son el caso de la venta de Panrico a Apax Partners (más de 900 millones de euros) y el de la venta de Applus a Carlyle y un grupo de inversores encabezado por Caixa Catalunya (una operación de 1.480 millones, incluida deuda). Otras puja millonaria fue la de Caprabo, que finalmente no acabó en manos de uno de estos propietarios de rostro desdibujado, sino en las de un grupo del sector: Eroski. La participación en el proceso de estas firmas "ha ayudado a familiarizar al empresario catalán con el capital riesgo", reflexiona Pedro de Esteban, hombre de Carlyle en España y futuro presidente de Applus.
La patronal del sector destaca "la importante participación de capital público que apoya la actividad del capital riesgo en Cataluña". Quizá el caso más claro sea el de Catalana d'Iniciatives, donde la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona conviven con otras compañías: Repsol, Telefónica, Planeta y Agrolimen.
Hasta hace unos cuatro años, los señores del private equity tendían a practicar en España "las llamadas operaciones de capital expansión". Es, algo a destiempo, lo que hoy buscan grupos familiares -Ros Roca, por ejemplo- necesitados de recursos para crecer y que sólo están dispuestos a ceder una minoría de las acciones de su empresa.
Pero las firmas del sector han aparcado esta práctica y se han lanzado a las operaciones bautizadas como leverage buy out: consisten en comprar una empresa utilizando un elevado nivel de deuda y en lograr una mayor tasa de retorno a la inversión. "Estas operaciones implican la toma de la mayoría o incluso el 100% del capital y gustan menos a los grupos familiares catalanes", apunta en la firma Mercapital su socio David Estefanell.
De ahí que José Luis Blanco, socio director de Latham & Watkins en España, especializada en fusiones y financiación de adquisiciones, apunte que el capital riesgo "no sólo es fuente de recursos y experiencia para crecer, sino que es una fuente de liquidez que permite resolver problemas de sucesión en la empresa familiar y de reestructuración accionarial".
"La nueva ley que regula el sector ha espoleado a familias catalanas a crear sus propias firmas inversoras con filosofía de capital riesgo para canalizar sus fortunas, porque pueden acogerse al régimen simplificado, que les da mayor libertad de inversión, menor obligación de diversificación de inversiones", añade Carles Tusquets, miembro del consejo asesor de 3i en España, en alusión a las firmas Hemisferio (Lara), Landon (Gallardo) y Quercus (Carulla).
Carles Tusquets 3i
- "La empresa catalana siempre ha adolecido de falta de dimensión. Pero se ha abierto la veda. Es cierto que esto está empezando. Ya sea abriéndose a los mercados de capitales o al capital riesgo, la empresa catalana entiende que puede recurrir a instrumentos para poder crecer o para realizar operaciones de venta".
David Estefanell Mercapital
- "Las reticencias que existen de las nuevas generaciones se van atenuando. Pero la empresa catalana sigue prefiriendo el capital expansión, que implica ceder sólo una minoría de las acciones, a las operaciones que hoy predominan, las de toma del control. Sólo las aceptan cuando la familia vende y se retira".
Pedro de Esteban Carlyle
- "En los últimos cinco años, el cambio de mentalidad entre los empresarios catalanes ha sido radical. El tabú del capital riesgo ha quedado ya roto. Pero es cierto que, comparando Cataluña con otras comunidades como Madrid, no hay color sobre el grado de conocimiento y entusiasmo que genera".
José Luis Blanco Latham & Watkins
- "Las firmas de private equity (capital riesgo) se han convertido en alternativa creíble para los grupos familiares a la hora de obtener recursos, porque permiten mantener un perfil mucho más discreto que el que comporta una salida a Bolsa, y eso parece encajar bien con los intereses y el enfoque de muchas compañías catalanas."
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