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El conductor que provocó el choque de dos trenes de metro en Sol se saltó un semáforo

F. Javier Barroso

El conductor del metro que embistió a un tren parado de la línea 1 en la estación de Sol se saltó una señal que le prohibía continuar la marcha. Así lo explicó el propio maquinista, de nombre Pablo y de 26 años, a los responsables de Metro instantes después de haberse producido el accidente, que se saldó con 22 heridos de carácter leve, de los que cinco tuvieron que ser trasladados a hospitales de la capital para ser atendidos, según un portavoz de Emergencias Madrid.

"¿Por qué circulaba un metro averiado cuando aún había viajeros?"

El accidente se produjo a las 0.14 del viernes, cuando un convoy estaba estacionado en el andén 2 (en dirección a Plaza de Castilla) de la línea 1. Por detrás circulaba un metro que estaba vacío. Sufría una avería en el sistema de baterías, lo que le impedía prestar servicio. Había estado estacionado en la cabecera de la línea, en Valdecarros. El conductor, Pablo, había recibido orden de llevarlo al depósito de Cuatro Caminos, donde debía ser reparado.

Al estar averiado el convoy, el conductor tiene la obligación de llevarlo hasta las cocheras en conducción manual. Esto implica que el maquinista controla la velocidad a la que va el tren y que no dispone de los mecanismos de seguridad con que cuenta la red de Metro de Madrid.

El maquinista se saltó una señal con una M en fondo rojo (una especie de semáforo en rojo) justo en el trayecto que hay entre las estaciones de Tirso de Molina y Sol. Este tramo, al estar en curva, no permitía ver a Pablo que había un convoy con pasajeros parado en el andén. Cuando la señal permite el paso, el fondo se ilumina en blanco.

El conductor, que ha recibido una formación de dos meses, llevaba sólo contratado dos meses.

El primer vagón del tren que estaba parado entró en el túnel por el golpe. Muchos viajeros cayeron al suelo y hubo momentos de crisis y nervios. "El golpe ha sido muy fuerte. Menos mal que no iba mucha gente. Se han vivido escenas de pánico", explicó el conductor del metro que estaba parado, Miguel Jiménez, que lleva 28 años en la compañía. Este vecino de Móstoles sufrió una fuerte contusión en la mano, que le fue vendada. "Encima la gente que estaba en mi tren no paraba de llamarme '¡asesino, asesino!', como si yo tuviera la culpa de algo", protestó.

Al sufrir el accidente, el sistema de seguridad del convoy abrió las puertas de manera automática y la gente empezó a salir despavorida. La fuerza del choque hizo que el soporte de la red de alta tensión cayera y el cable chocara con los vagones. Eso hizo que salieran muchas chispas, lo que aumentó aún más la sensación de inseguridad en los pasajeros. Se produjo entonces una parada de la subestación eléctrica del suburbano.

Muchos pasajeros cayeron al suelo del tren, lo que les produjo golpes, contusiones y algunas fracturas de dedos. "Me he caído al suelo y me he pegado un fuerte trompazo con la barra en la cara, por la inercia del golpe", explicó Vanessa Escribano, una madrileña de 25 años.

"Enseguida he pensado que esto no podía ser un frenazo cualquiera. La gente se ha puesto a chillar y a intentar salir a toda velocidad. Parecía como una película de terror, pero en la vida real", describió Isaac Valverde, un gaditano de 25 años que acababa de llegar a la estación de Atocha. Era una de las primeras veces que viajaba en el metro.

Los responsables de la estación de Sol curaron a cuatro pasajeros hasta que llegaron los facultativos del Samur-Protección Civil, que montaron dos hospitales de campaña en plena plaza. Atendieron a 20 personas, entre ellas dos de las que socorrieron los empleados del metro. Cinco heridos fueron trasladados a los hospitales Clínico, Gregorio Marañón y la Concepción para ser atendidos de diversas lesiones. El resto recibió el alta médica a lo largo de la noche. Ayer, cuatro de los cinco ingresados en los centros hospitalarios recibieron el alta médica.

El conductor del convoy siniestrado resultó ileso, ya que la anchura de la cabina le evitó sufrir heridas. Ayer se encontraba muy afectado por lo ocurrido, según destacaron algunos compañeros suyos.

El servicio en la línea 1 estuvo interrumpido entre Atocha y Tribunal hasta la una de la tarde de ayer. Los operarios de Metro tuvieron que remolcar el convoy que estaba parado hasta las cocheras. El metro que provocó el accidente tuvo que ser recolocado en la vía, ya que dos ejes se salieron. Para ello fue necesario emplear una grúa de grandes dimensiones. El siguiente paso fue colocar de nuevo el soporte de la línea de alta tensión.

El portavoz del PSOE en materia de transportes en la Asamblea, Modesto Nolla, criticó la falta de previsión de Metro al no haber puesto autobuses para cubrir el trayecto suspendido hasta la una de la tarde.

"El conductor ha reconocido que se saltó una señal en rojo, pero desde Metro queremos hacer un análisis detallado de lo que ha ocurrido para evitar que se repita otra vez", afirmó el director de Operaciones de Metro, Isaac Centella.

Los sindicatos del metro protestaron ayer por la escasa formación que reciben los conductores. Vicente Rodríguez, del Sindicato de Conductores del Metro de Madrid, recordó que se trata de "un accidente puntual por una mala interpretación de una señal". "La calidad de la formación es muy buena, pero necesitaríamos más tiempo para salir más preparados", criticó Rodríguez, que pidió disculpas a los pasajeros y a los usuarios que se vieron afectados por el corte del servicio.

El responsable de UGT en el Metro, Teodoro Piñuela, reconoció que el accidente se debió a un error humano. Pero también pidió explicaciones de por qué circulaba un metro averiado cuando había todavía viajeros en la red. Estos traslados se hacen cuando ha cerrado el suburbano.

Isaac Centella, como responsable de Metro, aseguró que la formación en la compañía es "muy buena": los conductores reciben clases teóricas del funcionamiento de los trenes, practican en un simulador y, por último, hacen recorridos en los depósitos y en las líneas acompañados de personal experimentado. El nivel de formación es superior en medios y calidad a otras ciudades españolas, según reconocieron los sindicatos del Metro. "Tampoco se puede achacar el accidente a la falta de formación cuando el conductor siempre había trabajado en el turno de noche y con trenes como con el que sufrió el accidente [vagones de la serie 2000]", explicó el director de Operaciones. El metro tiene 1.834 conductores.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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