El ojo de la generación 'beat'
A lo largo de una dilatada vida profesional de 50 años, Fred McDarrah ha fotografiado la vida cultural y social de Nueva York, siendo el ojo que mejor documentó la generación beat, los movimientos underground y contraculturales que tuvieron la capital del mundo como escenario. Ha muerto a los 81, cuando dormía, en su casa de Greenwich Village.
Editor de fotografía del semanario fundamental de la ciudad, The Village Voice, por su cámara pasaron desde Bob Dylan a Andy Warhol, Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Cuando la bomba del Weather Underground dejó en ruinas una casa de la calle 12, allí estaba McDarrah, un sabio del fotoperiodismo, que sabía colocarse siempre en primera fila para hacer fotos con historia.
Enfundado en sus vaqueros y su chaquetilla de cuero, Fred era un icono del Bajo Manhattan. Con su actitud de socarrón chico de Brooklyn, siempre tenía un comentario mordaz a la actualidad con su cerveza en la mano en los garitos de University Place. La avidez noticiosa de su juventud la convirtió en maestría como editor y maestro de nuevas generaciones de fotógrafos del Voice, desde Sylvia Plachy a James Hamilton y Pamela Duffy.
La exposición de fotos de artistas organizada por la galería de Chelsea Steven Cancer, hace sólo un año, llevó a The New York Times a calificarla de "la enciclopedia visual de una era de la escena cultural", incluyendo retratos de Janis Joplin, Charlotte Moorman o Jasper Jhons. Dominaba el ambiente cultural y, como era obligado para el periódico alternativo de la ciudad, el mundo también espectacular de los políticos neoyorquinos. Si no los captó su objetivo es que no eran nadie.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.