Tareas de honradez
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén ha levantado, en el antiguo cementerio de San Eufrasio un monumento con el que pretende honrar a 1.877 represaliados políticos de la guerra civil. La inauguración ha contado con la asistencia del consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, quién ha manifestado: "Con esta inauguración se honra los muertos de esa otra España que no sabía ni dónde estaban enterrados los suyos". Con estas inauguraciones no se da un paso atrás ni se abren viejas heridas; se da un paso hacia adelante. Porque no es posible avanzar ignorando parte de una única realidad y aceptando, como fórmula de reconciliación, el silencio de esta parte. El silencio tiene que dejar de formar parte de nuestra historia. Hay que aceptar de una vez que el hecho de hablar, unos y otros, favorece la unidad de todos. Sólo la verdad refleja lo que las cosas son o han sido; sólo a través de ella se puede unir lo que está o ha estado separado. No es de razón que representantes de instituciones o grupos, sean de la jerarquía eclesiástica -obispo de Granada, entre otros- pongan en tela de juicio a una parte de los ciudadanos al tiempo que siguen ensalzando y manteniendo no a sus mártires y beatos -que son suyos y de todos porque fueron asesinados- sino los símbolos de la Cruzada y del nacional catolicismo. No es de razón tampoco que representantes de grupos políticos -Mayor Oreja- siga destacando el franquismo como una forma de vida normal. Son actos que exaltan y suben a los altares a una parte de la población y, como tal parte, por sí sola no puede hacer justicia ni puede facilitar la convivencia.
La Historia no puede escribirse enalteciendo los actos de unos y dejando en las sombras los actos de aquellos que perdieron su vida por defender un sistema democrático. Si así se hiciera no sólo hubieran perdido su vida sino también su dignidad, pues fueron obligados a desaparecer ellos y sus familias. Aceptar que no se salga de estas sombras y que sea natural es, además de una vergüenza, impedir que se lleve a la realidad histórica la situación tal como se vivió durante el enfrentamiento, y tal como discurrió en la "paz" de la dictadura. Su presencia, pues, no hace que no estén los que siempre han estado enaltecidos y se les sigue enalteciendo, sino que muestra que, por fin, ha llegado la hora ser honrados públicamente por toda la sociedad. Y no sólo es signo de su honradez sino también el camino que permite que pueda valorarse en toda su extensión e integridad unos hechos, sin que quienes vivieron y sufrieron la guerra tengan que seguir escondiendo a unos muertos deseosos de que se les reconozca el respeto que siempre tuvieron.
No sé si la Ley de Memoria habrá sido la solución más acertada para esta recuperación obligada. Si sé que actos, como el de esta Asociación de Jaén, suponen un avance en un respeto que sólo puede ser sincero si es recíproco. Es importante que esta asociación siga en esta tarea y, como ha dicho el consejero de Presidencia, porque así se honra y considera a los olvidados.
Sería deseable que todos los grupos se sumaran a esta tarea de honradez; se evitarían lecturas partidistas y algo más. Y así que, mientras a algunos se les enaltece sin matices, a otros, como a Blas Infante, se les pueda ofender por el eurodiputado por el PP Vidal Cuadra, sin que no sólo se les caiga la cara de vergüenza a algunos de sus compañeros de grupo, sino, como ha hecho Javier Arenas, salga en su defensa, aceptando como disculpa frases tan peregrinas como las de que una cosa es el político -por esta razón fue fusilado y, al parecer, esta razón se le puede llamar cretino integral- y otra la persona. No quiero ni pensar que, si el asesinado por fusilamiento hubiera sido de los que aparecen en las fachadas de algunas iglesias andaluzas y el ofensor alguien del PSOE, estos mismos, y esta vez con razón, lo que hubieran dicho.
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