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Entrevista:LATIF LALHOU | Director y productor de cine

"En Tánger buscamos la diversidad"

Javier Martín-Arroyo

El cineasta de referencia en el país vecino, Latif Lalhou (El Yadida, 1939), es además el presidente de la asociación de productores, directores y actores marroquíes. Su película El jardín de Samina acaba de ser premiada por jurado y crítica en el exigente Festival de Montreal. Habla con tono pausado, ríe detrás de su mostacho y responde sin esquivar cuestiones espinosas mientras comparte un té moruno en el hotel Minzah, cuartel general del primer Festival de Tánger de cine español.

Pregunta. ¿Por qué las coproducciones con España han sido tan escasas y los productores marroquíes han mirado tradicionalmente a París?

Respuesta. Por dos razones. Por la lengua y porque los franceses tienen ayudas para coproducciones a través de múltiples instituciones culturales y políticas que no existen aún en España. Los franceses intervienen también por razones políticas y socioeconómicas. Intentan incrementar su producción y buscan referencias, ser representantes de la cultura.

"Hace diez años que no hay censura en el cine de Marruecos"

P. Y usted está porque España recupere terreno.

R. No entiendo cómo las relaciones con los productores españoles no están más afianzadas, y por eso quiero crear una comisión con políticos de ambas administraciones, productores, distribuidores y exhibidores para explotar todos los filones posibles y crear una relación fluida. El Gobierno tramita ahora una ley para intentar fomentar los rodajes hasta 2020, y por eso estamos aquí en Tánger, porque buscamos la diversidad.

P. ¿Cómo puede este festival servir de lanzadera para fomentar el cine en Marruecos?

R. Es una oportunidad de ligar dos cinematografías con enormes posibilidades para que las coproducciones se multipliquen. Hay temas humanos que son genéricos, como el amor, la pasión y los celos.

P. ¿Cree capaz a los directores de ambas orillas de tratar el drama de las pateras con la perspectiva necesaria?

R. Es un problema enorme con facetas económicas, sociales y humanas. Es muy difícil meter tantos ángulos en una sola película. Varios directores lo han tocado a su manera pero esas películas no son sencillas. Las películas de André Techiné [a quien produce con regularidad] configuran una mirada especial, la de un poeta.

P. ¿Cómo ve el problema?

R. El individuo no tiene sólo una identidad. No es madera, no es piedra. Si yo fuera un político europeo permitiría entrar a gente del sur con condiciones. Implantaría las medidas de Sarkozy pero un poco menos racistas. ¿Qué formación y trabajo tienen? Si tienen una formación... ¿por qué no van a entrar? El problema es que entren sin saber a qué. Hay que saber cómo se filtra y el sistema canadiense frente a la inmigración es un sistema ejemplar.

P. ¿Soporta el cine marroquí la censura?

R. (Duda. Su mujer abandona una revista que leía y hace notar que atiende a la respuesta). Hace diez años que no hay censura en el cine de Marruecos. No puedes insultar a las instituciones, ni despreciar las leyes. Puedes criticar pero no insultar. Para respetar la cultura tienes que intentar rodar de forma elegante las escenas de sexo. Y ten en cuenta que hace no demasiados años las mujeres ni se desnudaban ante su esposo. Hay más autocensura que censura oficial. Todos los directores conocemos las reglas del juego. Aunque les choca al público, Almodóvar ha pasado a las salas sin problemas.

P. ¿Qué le parece la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla?

R. No es oportuna. Es un gran problema porque son dos países con una historia común y gran respeto. El Gobierno marroquí ha propuesto una comisión mixta para soluciones, pero la visita es para nosotros tan incomprensible como Gibraltar para ustedes. ¿Pero qué va a aportar esta visita? Si fuera un ministro, todavía, pero el Rey es España, no es un gobierno. Es la imagen del país.

P. ¿Hacia dónde camina ahora como director?

R. Mi próxima película trata un amor entre un hombre marroquí y una mujer española. Llevo 40 años dirigiendo y produciendo y siempre intento basarme en las relaciones de pareja porque es el fundamento de la sociedad. Los afectos, celos y la pasión lo reflejan todo en el cine.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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