El socialdemócrata Colom se impone en Guatemala

El candidato socialdemócrata Álvaro Colom aparecía esta madrugada como virtual ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales guatemaltecas. Cuando se había escrutado casi el 17% de los votos, Colom, de 56 años, llevaba 19 puntos de ventajas sobre su rival, el candidato conservador y general retirado Otto Pérez, de 55 años. El líder del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que representa a la izquierda moderada y progresista, obtenía el 58,98% de los votos frente al 41,13%, que los electores otorgaban al dirigente del Partido Patriota (PP).

Todo apuntaba a que las elecciones de ayer serían las más reñidas desde el fin de la dictadura militar en 1985. Sin embargo, los resultados favorables a Colom se fueron incrementado conforme aumentaba el número de votos escrutado. Las últimas encuestas indicaban un "empate técnico", ya que la diferencia a favor de uno u otro no superaba el margen de error (más o menos 3,5%) de la muestra. Los dos, sin embargo, defienden programas diametralmente opuestos.

La apatía marcó la jornada de la segunda vuelta electoral

Cerca de 6 de los 13 millones de guatemaltecos estaban convocados a las urnas para elegir a su presidente para un periodo improrrogable de cuatro años. La ley guatemalteca contempla que, para alcanzar la presidencia, el ganador debe obtener el 50% más uno de los votos válidos. En caso contrario, los dos aspirantes mayoritarios disputan el poder en una segunda ronda electoral, la de ayer, donde un solo sufragio puede decidir el resultado definitivo.

La nota dominante de la jornada electoral fue la apatía. Una consulta realizada entre los jefes de mesa de cinco colegios capitalinos revelaba una muy escasa participación.

El presidente Óscar Berger se mostró preocupado por la poca participación y, en declaraciones a emisoras locales, invitó a la población a cumplir con su deber ciudadano. "El voto es la mejor arma de la democracia, su instrumento más sólido", dijo el mandatario. En el mismo sentido se pronunció el cardenal Rodolfo Quezada, obispo primado de Guatemala, quien votó en la plaza Mayor, a pocos pasos del Palacio Episcopal. "Le pido a toda la población que vaya a votar", dijo.

La jornada transcurrió tranquila. En la víspera, el escaso margen de diferencia entre el candidato de la derecha y el de la izquierda hizo temer brotes de violencia entre los partidarios del bando perdedor. A ello se sumó la amenaza de las paramilitares Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), cuyos miembros amenazaron con bloquear las carreteras, como protesta porque no han recibido del Estado una compensación económica por los servicios prestados al Ejército en la década de los ochenta, cuando la violencia de los combates entre los militares y la guerrilla desangraba el país. Ello obligó a movilizar un importante dispositivo de seguridad. Según el Ministerio del Interior, 18.500 policías, reforzados por 11.500 efectivos del Ejército, vigilan los colegios electorales, con apoyo aéreo (helicópteros y avionetas) y tanquetas antidisturbios. "La orden es no permitir ningún tipo de manifestación violenta", advirtió el presidente Berger.

Fueron también unas elecciones muy vigiladas. Un centenar de observadores, tanto de la Unión Europea como de la Organización de Estados Americanos (OEA), se desplazaron por toda la geografía guatemalteca para garantizar la transparencia de los resultados.

El ganador tendrá que gobernar con un Congreso (el Parlamento únicameral) dividido. De los 158 escaños, la UNE, el partido de Colom, obtuvo 51 diputados; la segunda fuerza corresponde a la todavía gobernante Gran Alianza Nacional (Gana), con 37. El Partido Patriota (PP) de Otto Pérez alcanzó 29 escaños. La cuarta fuerza parlamentaria corresponde al partido-iglesia del inefable general Efraín Ríos Montt, con 14 diputados.