El ángel polemizador
El líder del PP en Tenerife rechaza el multiculturalismo y es antiabortista
Presume de cuna humilde, del barrio obrero de Ofra. Sin titulación, administrativo de Coca-Cola, promotor de los valores "del humanismo cristiano de tradición occidental", está convencido de que en Santa Cruz de Tenerife se tiene que instaurar "un nuevo orden social". Casado, sin hijos, propuso en su campaña de candidato a alcalde en las elecciones del pasado mayo el fin de la indisciplina en los colegios, la construcción de una gigantesca bandera de Tenerife (más grande que la confeccionada en Gran Canaria por el ex presidente del Cabildo y su jefe en el PP, José Manuel Soria) y asegura que nunca dijo que prohibiría el top-less en las playas.
Los adversarios políticos de Ángel Llanos, de 37 años, concejal de Hacienda y jefe de otra veintena de departamentos, le reconocen su entrega al trabajo. Sustituyó a su conductor por un guardaespaldas (en realidad, tres que se turnan), al que incluso llevó a Nueva York a ver el estreno de un musical sobre Celia Cruz. Llanos asume con naturalidad, casi con orgullo, ser el nuevo personaje polémico de la política canaria y reconoce que Valencia es el modelo de ciudad que seguirá, porque está convencido de que será alcalde de la capital tinerfeña en 2011.
No hay un solo día del año en que no aparezca su fotografía en los periódicos, bien en una romería, en la elección de Miss Tenerife, con los grupos del Carnaval, en la Fiesta de la Hispanidad o en el escenario más cutre del barrio más alejado de Santa Cruz. Su campaña electoral fue controvertida: prometió 10.000 puestos de trabajo en cuatro años en una ciudad con menos de 7.000 desempleados.
Disciplina en la escuela
Asegura que él no dijo que prohibiría el top-less en la playa, prometió una actuación de Elton John que se canceló y aseguró que con él como alcalde los niños se levantarían cuando el profesor entrara en la clase.
Durante años, Llanos fue el látigo de Coalición Canaria, pero dulcificó su discurso para pactar con los nacionalistas. Como consejero en el Cabildo Insular de Tenerife acompañó su imagen de numerosas campañas sobre las fuerzas de seguridad, incluido el pago de pasajes a quienes se quisieran formar en la Academia de Ávila. Su estilo le reportó la elección de 6 ediles populares de un total de 27, pero un hábil pacto de gobierno con el alcalde, Miguel Zerolo (de Coalición Canaria) le aportó unos dividendos nunca antes cosechados por el PP: las concejalías de Economía, Hacienda, Comercio, Turismo, Empleo, Fiestas, Deportes, Patrimonio Histórico, cuatro tenencias de alcaldía y tres empresas públicas.
Presume de ser un hombre "de derechas", "muy de derechas", según sus más cercanos. La familia como pilar básico, lo que llama "valores cristianos", la ley y el orden, son sus principios. Tampoco quiere que los homosexuales adopten, se declara antiabortista y propone dinero y ayuda psicológica a las embarazadas que no interrumpan su gestación y den a sus criaturas en adopción. No acepta la multiculturalidad: "El inmigrante que viva aquí deberá aceptar nuestra ley, costumbres y tradiciones de los canarios y del resto de los españoles".
Su discurso provocativo comienza a calar en una de las capitales con mayor número de calles con nombres franquistas, siempre gobernada por centristas y Coalición Canaria. Eso le ha granjeado simpatías, y enemigos. Alguno tan preocupante como para que decidiera ponerse tres guardaespaldas (uno por turno). Cuando se le pregunta si su poca preparación académica no puede ser un modelo para los que no quieran seguir estudiando, responde: "Yo trabajo y me esfuerzo mucho". Dos cualidades, asegura, que "casi nadie tiene entre sus objetivos". Apenas descansa. Está convencido de que es la manera de llegar a alcalde de Santa Cruz en 2011.
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