Beatificaciones, picos y palas
La Iglesia católica ha llevado a cabo una beatificación masiva, con descalificaciones al Gobierno, banderas anticonstitucionales y demás parafernalia fascista incluida, justificándose en homenajear a las víctimas que dieron su vida por la fe, y negando el revanchismo, aunque se excluya a las víctimas católicas de izquierdas que dieron su vida por la fe y por la democracia. Mientras en el Vaticano, entre lujo y baños de masas, se producía la beatificación, en un pequeño pueblo de Aragón, Arandiga, un grupo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica desenterraba, con ayuda de los familiares de las víctimas, ocho cuerpos de republicanos que fueron torturados y asesinados por defender su "fe" en unos ideales y en la democracia. Aquí no hubo grandes masas de gente, ni televisiones, ni personalidades políticas, ni miembros de la Iglesia.
Sacar cadáveres enterrados en las cunetas, a pico y pala, y con la ayuda de voluntarios y familiares de las víctimas, alguno de ellos octogenario, es remover el pasado y buscar de nuevo una confrontación entre dos bandos, pero hacer ceremonias de lujo y con gran cobertura de todo tipo de medios sólo es un homenaje. ¿Hasta cuándo va a durar esta hipocresía y este doble lenguaje por parte de la Iglesia y el Partido Popular? Son ellos los que siguen diferenciando entre dos bandos y despreciando a una parte de las víctimas. En el Vaticano estaba la Iglesia y la cúpula del PP; en la cuneta de Arandiga no aparecieron ni el alcalde, del PP, ni el cura.
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