La sátira de El Roto luce en Vitoria
'¡Ambientazo!, Dibujo oscuro para ver claro' recoge las reflexiones de Andrés Rábago en torno al agua, el hambre o la inmigración
Qué mejor lugar que el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria (Casa de la Dehesa de Olárizu), una de las referencias europeas en el trabajo sobre el medioambiente, para acoger la exposición ¡Ambientazo! Dibujo oscuro para ver claro de El Roto, uno de los heterónimos de Andrés Rábago (Madrid, 1947), Premio Nacional de Ilustración de 1990. La muestra, formada por unas 70 ilustraciones, la mayor parte publicadas en EL PAÍS, recupera la mirada crítica y reveladora del dibujante sobre asuntos como la especulación urbanística, la destrucción del entorno natural o la hipocresía de los países occidentales en fenómenos como la emigración.
¡Ambientazo!, producida por el Ministerio de Medio Ambiente, se exhibió el pasado abril en Madrid y llega ahora a Vitoria como primera escala de su itinerancia. La exposición exhibe las ilustraciones de El Roto en una combinación de sus dibujos en blanco y negro, comentados y más inmediatos, y las ilustraciones mudas en color, con un mayor calado reflexivo.
El Roto trabaja a diario sobre la noticia. Por ejemplo, un atasco se resuelve en un dibujo de miles de coches atrapados en una autopista bajo un cartel indicativo que dice: "Cómprate un coche; únete al atasco". Cuando afronta sus ilustraciones mudas, el dibujo busca otra trascendencia, como ese otro en el que se ve a un joven haciendo surf sobre una ola cuya cresta se ha convertido en una serie de urbanizaciones.
El Roto retrata la actualidad en sus impresiones gráficas, auténticos editoriales dibujados, en los que el medio ambiente ha ido creciendo en importancia en los últimos años. "Los temas no surgen de mí, sino de las preocupaciones que percibo alrededor, y creo que el medio ambiente es una de ellas, aunque se ha intentado durante mucho tiempo ponerla en entredicho", comenta en el programa editado con motivo de la exposición en Madrid.
Andrés Rábago, que no pudo acudir ayer a Vitoria, cuenta con una dilatada trayectoria artística y profesional a sus espaldas, en la que, bajo diferentes heterónimos, siempre ha mostrado su crítica a la sinrazón y los excesos del sistema capitalista. Partiendo de la conceptualidad de sus trabajos mudos firmados bajo el seudónimo de Ops, hasta las tiras narrativas de Jonás, basadas en la actualidad, Rábago ha conseguido con El Roto la síntesis de sus diferentes voces. Buen ejemplo es ese dibujo en el que, bajo el recorte de un titular de prensa que dice "Mercurio en el pescado", aparece un hombre comiendo que reflexiona: "Hay que elegir entre desnutrición o envenenamiento".
"El comportamiento que tenemos con el agua, con la tierra, con lo que nos constituye, es de una brutalidad y una ceguera tremenda. Una falta total de respeto a nosotros mismos", sostiene El Roto. Considera que el antropocentrismo occidental se encuentra en la raíz de los males que sufre la humanidad, como bien reflejan sus ilustraciones, en las que a veces hay cabida hasta para cierta ternura, pero siempre con una pincelada irónica. Como la del hombre que contempla un cielo estrellado y exclama: "¡Qué despilfarro!".
"De hecho, uno de los problemas que tenemos hoy en día es que no sabemos ni lo que somos", apunta el artista. Sus aportaciones, de evidente calado poético, reflejan al fin y al cabo el hilo reflexivo que une toda la obra de Andrés Rábago: la comprensión de que el hombre es algo más que mercancía. Así pretende reseñarlo otro de sus dibujos más narrativos. Ése en el que le dice un preboste a otro: "Los excedentes de viejos del Primer Mundo, se los enviaremos a los países pobres para mejorar sus estadísticas de longevidad".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.