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Trabajadores y empresarios piden compensaciones por el caos de Renfe

UGT y Pimec calculan el coste por el tiempo perdido entre 22 y 29 millones

El tiempo perdido cuesta dinero. Y la crisis de Cercanías le está haciendo perder muchas horas a los trabajadores y a las empresas, en un ambiente cada vez más caldeado. "¡La indefensión de unos y otros es intolerable!", exclama David Garrofer, secretario general de la patronal vallesana Cecot, que reclama, "por coherencia", que el Gobierno catalán estudie a fondo las responsabilidades del caos ferroviario y "coordine y arbitre un sistema de reclamaciones".

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"No sabemos cuánto tiempo estaremos en Barcelona"

El coste va más allá del billete para llegar al trabajo, que sufraga Renfe. "No sólo estamos hablando del tiempo laboral perdido en una oficina o en una fábrica cuando se llega tarde, sino del tiempo invertido cuando uno debe levantarse una hora antes para llegar puntual al trabajo. La logística doméstica se desordena", declara Eva Granados, secretaria de Política Institucional de UGT de Cataluña.

Dos semanas sin trenes hacia el Garraf y el aeropuerto, traducidas en 10 días laborables y en 160.000 afectados de uno u otro modo, se traduce en 28,97 millones de euros de coste, considerando que el coste medio de una hora trabajada en Cataluña asciende a 18,11 euros por empleado. Es un modo de medirlo, la escogida por UGT. Pero cálculos, saldrán muchos más. CC OO de Cataluña confirmó ayer que ha encargado su propio estudio sobre el tiempo laboral perdido. "El volumen de la factura es enorme. La factura real no la cobraremos nunca", apunta Llorenç Serrano, responsable de Salud, Ambiente y Trabajo. "La Administración debe pagar esta deuda social con recursos para mejorar el servicio, más allá de la responsabilidad de Renfe, Adif u OHL", añade.

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) están que arden.

"Es imprescindible un análisis de las causas de lo ocurrido para extraer responsabilidades y una operativa para ver cómo se nos puede compensar por todo esto", añade por su parte Antoni Cañete, secretario general de la patronal Pimec. En la sede de esta organización "no se paran de recibir llamadas de empresas quejosas porque no saben bien qué hacer porque la gente les llega tarde, y porque existe un lucro cesante" por la inactividad, por lo que se deja de ingresar en las horas perdidas, dice.

Pimec ha echado ya sus primeras cuentas sobre las repercusiones de los incidentes en los distintos sectores económicos del área de Barcelona, a partir de su peso económico. El coste asciende a seis millones de euros en el sector servicios; a otros seis millones, en el caso del comercio; a 2,5 millones, en el caso de la construcción. Esta misma cantidad vale, además, para la hostelería. En el campo educativo, la factura sería de 2,4 millones. Y de 2,1 millones en el caso de los servicios financieros.

Por ahora, y sobre todo cuando el tipo de trabajo y de sector lo permite, las empresas están llegando a acuerdos por su cuenta por sus propios trabajadores. La flexibilidad existe. "Pero hay sectores con elevada precariedad laboral, como enseñanza o atención a las personas, donde ha habido casos de contratos no renovados porque a alguien le cae el sanbenito de que siempre llega tarde por culpa del tren", añade Serrano.

"¿Cuánto durará?"

"Las empresas ni se plantean descontar del sueldo el tiempo porque un trabajador afectado por los trenes llegue tarde", replica Joan Pujol, secretario de la patronal Fomento, que figura entre los escépticos sobre las posibilidades de reclamar y obtener compensaciones. "Esto pinta que el coste lo acabará asumiendo cada uno", augura.

"No es sólo el corte de líneas, el problema de los retrasos se arrastra desde hace mucho. Los costes de hoy, pues lo comido por lo servido, pero antes de reclamar habría que preguntarse y poder responder: ¿Cuánto va a durar el problema? Nadie se cree ya las promesas de los políticos", reflexiona, tras pedir que se clarifique hasta qué punto lo ocurrido es culpa de las obras de llegada del AVE a Barcelona, para actuar en consecuencia.

El hecho de que en el episodio de retrasos y cortes de líneas intervengan tantos actores -Renfe presta el servicio, Adif (pública) es responsable de las infraestructuras, la constructora OHL es a quien corresponden las obras donde concentran los problemas- la responsabilidad esté difusa no ayuda a reclamar.

"Por supuesto, si existen errores de ejecución y hay responsabilidades por depurar en las empresas, pues puede pensarse en ellos como sujetos a quien reclamar, pero debemos considerar que es una obra de interés general y que existe una responsabilidad pública", reflexiona Granados, temerosa de que "intangibles difíciles de recuperar como el tiempo los acabemos pagando los mismos contribuyentes".

Los ciudadanos hacen cola para tomar un autobús en la plaza de Espanya.
Los ciudadanos hacen cola para tomar un autobús en la plaza de Espanya.CARLES RIBAS

Joan A. Rubio: Hay que recuperar el tiempo perdido

Joan A. Rubio es funcionario público de la Generalitat y desde esta semana llega tarde cada día. Se desplaza desde Gavà y cuenta que desde esta semana pierde una hora en los deplazamientos. Sufridor de las incidencias de Renfe en los últimos meses, dice que ya no le valen los justificantes: "está claro que los retrasos de estos días los tendré que recuperar trabajando más horas en algún momento. Y encima me pasean por Montjuïc".

Jordi Pérez: Amenazan con penalizaciones por los retrasos

Con una maleta de las habituales de representante de algo, Jordi Pérez sale enojado de la oficina de atención al cliente de Renfe en plaza de Espanya. "Cada día vengo desde Sitges y ya había problemas, pero es que ahora al lío de conseguir llegar tengo que sumar problemas en el trabajo. A los que llegamos tarde por culpa de Renfe nos están empezando a amenazar con penalizaciones, incluso con suspensiones de empleo y sueldo".

Pedro García: Lo malo es anular citas ya acordadas

Pedro García es técnico de una empresa subcontratada por Telefónica y en su trabajo es imprescindible acordar la hora con el cliente. "Yo vengo desde Cunit en tren cada día y las citas suelen estar organizadas desde las ocho de la mañana. Y como llevo tres días que tardo una hora más en llegar, pues he tenido que anularlas y colocarlas más adelante. Es decir, que termino más tarde o prolongo otro día la jornada".

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