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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El arca de la novia

Existen tiendas en Barcelona que son irresistibles, una de ellas es L'Arca de l'Àvia, ubicada en la calle de los Banys Nous, en el Barri Gòtic, especializada en antigüedades textiles. Cada prenda exhibida con absoluta delicadeza tiene una historia que contar y representa la devoción que las mujeres de antaño concedían a la preparación del matrimonio.

La dueña de este encantador local es Carmina Viñas, hija de anticuarios y que se dedica a comprar y vender mantones de Manila, vestidos de bautizo, blusas, cortinas, mantelería, ropa de cama y, desde luego, ajuares de novia que en la antigüedad las mujeres empezaban a elaborar "desde los nueve años y muchas prendas las heredaban de las abuelas, de tal forma que el vestido se realizaba en torno al velo o la ropa más preciada", me cuenta Carmina.

Entre sus tesoros hay una serie de 150 abanicos del siglo XVIII hasta principios del XX y una colección de vestidos de novia desde 1860 hasta 1960. Para una simple visitante como yo, resulta casi imposible llegar a identificar los diferentes tipos de encajes como los cotizados bolillos de Bruselas, Binche, Malinas y Valenciennes, así como los de aguja Alençon y Argentan; sin olvidar los espléndidos poin te gaze tan representativos del siglo XIX y los encajes negros que puso de moda la emperatriz María Eugenia de Montijo.

Mientras Carmina envuelve una mantelería del siglo XIX, dos mujeres mayores entran al local para vender la colcha que perteneció a su abuela: "Mira, es una colcha de matrimonio, ¿cuánto me das por ella?", preguntan. Carmina Pairet, hija de la dueña, también anticuaria, les dice que esta vez no podrá comprársela pues aún tiene muchas sin vender.

"Home! Mira que és molt maca, dona'm ni que sigui per recuperar les despeses de la tintoreria", insisten las mujeres, que desean a toda costa desprenderse de la prenda y cuando la desdoblan me quedo hipnotizada por el perfecto estado y trabajo tan laborioso en cada puntada, así que no resisto preguntar por qué la quieren vender:

- Es que ya no tenemos cama de matrimonio y nos hemos mudado a un piso muy pequeño y no hay lugar para esto, me explican.

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- ¿Y sus nietas o sobrinas no la quieren conservar? les pregunto.

- Cap d'elles, contestan.

Sin pensarlo dos veces les ofrezco comprarla con la condición de que me cuenten quién fue su abuela. "Se llamaba Rosa, era muy guapa, de piel muy blanca y tardó un año en hacer esta colcha antes de casarse. Era de Igualada, de una familia no muy rica, pero se casó con un rico que le pidió matrimonio en un baile y tuvieron 11 hijos y fueron muy felices", narraban mientras salían apresuradamente del local. La mayoría de las prendas que aquí se encuentran provienen de la burguesía catalana. Sin embargo, hoy en día estos textiles no suelen ser tan apreciados como en el resto de España porque "las jóvenes son muy modernas y no les gusta llevarlos", me dice Carmina, quien además expresa que en Cataluña el oficio de lencera al estilo antiguo está en extinción. Por eso, al entrar a L'Arca de l'Àvia uno tiene la impresión que se adentra en un museo.

Diversos filmes han comprado materiales de esta tienda para vestir a sus protagonistas en películas como Titanic, El perfume, Wild Wild West y la nueva de Woody Allen, en la que Penélope Cruz portará vestidos y tocados Vintage. "Cuando vi en el Titanic las prendas, no aguanté en llamar a las personas que me las vendieron para que vieran en pantalla grande las ropas que antes eran suyas", recuerda Carmina.

Pedro Almodóvar es otro de los famosos que descubren en esta arca auténticas joyas, al igual que los diseñadores John Galliano, Jean Paul Gautier, Lorenzo Caprile y Miguel Palacio. Ellos han vestido a la nobleza y burguesía europea. Yo, en cambio, no poseo un ajuar heredado, tampoco linaje, pero desde que tengo mi colcha de más de 100 años tejida por aquella enigmática abuela, duermo como una princesa.

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