"Siendo más bien cobarde, hice cosas por dignidad"
Hay un palustre algo oxidado y envuelto en plástico encima del televisor del despacho de Fernando Soto (Sevilla, 1938). Es suyo. Se lo olvidó durante la construcción de un "zulo" para esconder una multicopista en la casa de un compañero en 1964. Hace poco, el mismo colega se lo devolvió. Envuelto en plástico, con poco óxido para 42 años.
Fernando Soto es el comisario andaluz para la Recuperación de la Memoria Histórica, un cargo creado en 2005 por la Junta. Durante la dictadura fue detenido en cinco ocasiones por su actividad sindical y política, que comenzó en la empresa Hispano de Aviación (ahora EADS-CASA). La última le acarreó una condena por asociación ilícita de 16 años. Salió de prisión gracias al primer indulto tras la muerte de Franco.
Su peripecia vital forma ya parte de la historia de los que se rebelaron contra la dictadura a partir de los sesenta, aunque no se vanaglorie: "Siendo yo una persona más bien cobarde, me vi obligado a hacer cosas por dignidad y en conciencia". Algunas las narra con regocijo. Ahora. Como cuando se negó a doblar el espinazo ante Franco, en una recepción en los Reales Alcázares. "El gobernador civil Utrera Molina se me echó encima y me retó a sacar las pistolas, le dije que yo no tenía".
Utrera Molina sigue, puntualiza Soto, en el callejero sevillano. Eso le molesta. El texto pactado para la ley de la memoria histórica, no. "Me veo recompensado moralmente, proclama la ilegitimidad del tribunal que me condenó, reconoce que fueron unos bandidos".
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