El 'no' al aeropuerto
Los 12 presos que hicieron el Camino de Santiago regresan a NanclaresVecinos y sectores sociales de ambos lados de la frontera se alzan contra la ampliación de la pista de Hondarribia
Cada vez son más las voces que rechazan la ampliación del aeropuerto de Hondarribia. A las asociaciones de vecinos y grupos ecologistas de ambos lados de la frontera se suman los ayuntamientos de Irún y de Hendaya (Francia) en contra de un plan que tampoco convence a AENA y al Ministerio de Fomento.
Varias entidades sociales celebrarán mañana una reunión en Irún para apoyar un manifesto que pide mantener la pista en su estado actual (1.754 metros de largo). "No es necesario agrandarla; causará más daños que ventajas", sostiene Huguette Lagillon, portavoz de Hendaye Environnement. La declaración contra la ampliación del aeródromo se remitirá a las autoridades españolas para contrarrestar el intento de algunas instituciones vascas de alargarla.
El Gobierno vasco, la Diputación guipuzcoana, la Cámara de Comercio y la patronal Adegi son los principales interesados en extender la pista 300 metros hacia el barrio irunés de Mendelu. Sus vecinos ponen el grito en el cielo: "Llevan seis años diciendo que nos echan de casa", afirma Javier Campos.La juez cree que las cosas han cambiado en estos años. Desde que anunció su marcha del juzgado en octubre de 2003, un año después de que el entonces Gobierno popular centralizase en la Audiencia Nacional la vigilancia para los presos por terrorismo o narcotráfico, parte de la tipología del delito ha cambiado. "Hay un montón de maltratadores" con un seguimiento complicado. Alonso admite que está dispuesta a arriesgar, siempre dentro del margen legal. Y siempre hay algún resquicio para para dar la respuesta adecuada.
Sabe que su trabajo diario está en el medio de dos polos casi siempre irreconciliables: el delincuente con su derecho constitucional a ser reinsertado y la víctima del delito, "a la que también como instrumento del Estado debemos proteger en todo momento", subraya. No dudará a la hora de autorizar salidas, permisos o progresiones de grado. Ya ha empezado ese trabajo. "No soy punitiva. Realmente pienso que hay una finalidad resocializadora en la cárcel, pero los presos tienen que tener clara su responsabilidad", explica. Asegura que se respiran aires nuevos con la socialista Mercedes Gallizo al frente de Instituciones Penitenciarias. Y quiere aprovechar el momento.
"Nunca he denegado una propuesta de permiso que llegue de la Junta de Tratamiento. Jamás", asegura con orgullo cuando es cuestionada por Jaime Sa, un angoleño con un ojo a la virulé y media dentadura desaparecida. "Será de Idoia, la anterior juez", le corrigen a Sa, mientras pasa el siguiente en la lista. Conversa con los presos acompañada por Txarly, su mejor báculo en Nanclares, donde ayer regresaron los 12 presos que han hecho parte del Camino. El capellán es el disco duro de la prisión. Cada cana de su barba parece esconder el historial de cada uno de los reclusos. A las diez de la noche apagan las luces del albergue. Ruth monta en el coche con sus escoltas. Y sale pitando. Hoy no verá despiertos a sus hijos. Mañana, volverá a prisión.
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